Hoy mismo conocíamos a través de Guía del Cómic que en Francia ‘One Punch-Man’ lleva vendidos 80.000 ejemplares de su primer número. En pocas semanas, este título ha pasado a estar en boca de todos. O al menos, en internet: reseñas, memes, referencias, fanarts… La versión animada del manga, sin duda, ha ayudado a este enorme hype de la serie, escrita por One y dibujada por Yusuke Murata (autor de ‘Eyeshield 21’). Si no la conoces, ésta es tu oportunidad. Y si es que sí, voy a intentar dar mi opinión una vez leído este primer tomo que en castellano acaba de editar Ivrea.
‘One Punch-Man’ cuenta la historia de Saitama, un joven que ha conseguido un superpoder por el que derrota a sus adversarios de un solo puñetazo. Pero al mismo tiempo, Saitama que no siente ninguna emoción con sus logros: sus victorias son tan aplastantes que no significan nada para él. Lo que no será óbice para que continuamente se encuentre con nuevos adversarios que pongan a prueba su fuerza.
Nacida como serie en formato web-cómic en 2009, ‘One Punch-Man’, iniciada por One, empezó más tarde a contar con los dibujos de Yusuke Murata, y en 2012 dio el salto al papel apareciendo en ‘Young Jump’. El manga fue adaptado a una serie a cargo del estudio Madhouse y se estrenó a finales de 2015.
‘One Punch-Man’ está destinada a ser el relevo natural de obras como ‘One Piece’, ‘Bleach’ o ‘Naruto’. Los autores, como Eiichirō Oda, Tite Kubo o Masashi Kishimoto (creadores, respectivamente, de las obras citadas) se han formado en la adoración total a Akira Toriyama, y es en su obra magna donde tenemos que situarnos para entender ‘One Punch-Man’. Porque ésta es una serie que no busca mucho más: hay luchas, luchas, humor descerebrado, malos con trajes que van desde los homenajes al kaiju a series como ‘Sailor Moon’ o ‘Ataque de los titanes’, y más luchas.
Así, entre secuencias de espectaculares splash-pages, encontramos momentos de humor surrealista y descerebrado. Conscientes de intentar dotar de algo más de profundidad al personaje, a medida que el tomo avanza, la historia retrocede para contarnos la vida de Saitama anterior a sus poderes, y marcarnos cómo consiguió sus poderes. Y, mientras tanto, más escenas de combate. ‘One Punch-Man’ está realizada con garra, con un endiablado ritmo narrativo, y ofrece todo lo que este tipo de cómic de acción puede dar: leñazos a mansalva y destrucción urbana a cascoporro, todo ello regado con diversas situaciones cómicas que aligeran la trama y alguna que otra enemiga de buen ver.
¿Es una obra maestra? En absoluto. ¿Se lee con gusto? Pardiez, sí. Es divertido, y en un ratito se puede dar buena cuenta del tomo. ¿Está justificado el hype? Me atrevo a decir que no, porque en definitiva es más de lo mismo: un producto que se adecua a un segmento de lectores muy concreto, que pide más y más de lo de siempre. ‘One Punch-Man’ se lo ha dado, y no podemos culparle por hacerlo.
One Punch-Man
- Autor: One y Yusuke Murata
- Editorial: Ivrea
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 200
- Precio: 8 euros
Lei el manga primero y después he visto el anime, y creo que es la mejor adaptación que he visto en mucho tiempo. La animación está super cuidada y sabe captar perfectamente todo lo que transmite el manga.
Respecto a este, he de decir que sin ser una obra maestra, porque de esas hay pocas, me parece que es una aportación a los shonen imprescindible y cuya única pega es el ritmo al que salen nuevos capítulos. La mezcla de soberbias peleas, humor e incluso un poco de filosofia (no muy profunda pero bueno) se juntan a la perfección y una premisa que a priori podría ser aburrida y caer en el tedio está llevaba de forma excelente. Y las pequeñas pistas o avances que van dando sobre tramas futuras hacen que espere con ganas cada capítulo.
Completamente de acuerdo. Esta disponible gratuitamente en Daisuki y la uso como serie para momentos sueltos. Es divertida (sin más), emocionante a ratos, pero sobre todo la animación es bestial. Y para mí, que adoraba Naruto al principio por lo dinámico y atractivo de la animación, es como reencontrarse con un viejo amigo. Hasta el momento, al menos para mí, le falta trasfondo, pero supongo que todo se andará.