COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘El castillo de las estrellas 1. 1869: La conquista del espacio’, una maravilla

El castillo de la estrellas portada

Con tan sólo tres obras en cartera —y una de ellas es la que hoy revisamos en estas líneas— Alex Alice se ha convertido en uno de esos nombres del tebeo francobelga de los que hay que estar pendiente ya que, de no hacerlo, estaríamos probablemente dejando pasar la oportunidad de asomarnos a algunas de las más bellas planchas que se editan al otro lado de los Pirineos. Una belleza ésta que descubrimos en primer lugar hace ya unos cuantos años de mano de la extinta Glénat España y esos cuatro álbumes que conformaban ‘El tercer testamento’, una historia algo irregular con Xavier Dorison a los guiones que partía de una premisa enormemente atractiva para deshacerse en un final poco agraciado.

Afortunadamente, no se podía decir lo mismo de las páginas de un Alice que ya daba muestras, aunque a su trazo aún le faltaba algo de definición, del genio que le conoceríamos tiempo después, en esta ocasión de mano de Norma en los tres volúmenes de ‘Siegfried’. Unos álbumes en los que Alice adaptada las leyendas nórdicas a las que Richard Wagner había puesto música y voz en la tetralogía de ‘El Anillo de los Nibelungos’ y que encontraba en las páginas del artista una visión de arrebatador poética visual, soberbia narrativa y espectacular épica.

‘Siegfried’ ya evidenciaba —y lo hacía con una autoridad categórica— que estábamos ante un autor fuera de lo normal, con una sensibilidad asombrosa que se desplegaba por igual en un alucinante uso del color y un diseño de personajes sin par que quedaban definidos en términos que acercaban los postulados gráficos del artista a los del mundo de la animación…de la mejor animación, cabría apostillar. A ambas cualidades imprescindibles para poder llegar a calificar a un cómic en términos sobresalientes, se unía un guión que extraía lo mejor tanto del arraigo de la mitología nórdica per se como de aquello que Wagner plasmaba en su compleja obra operística. No es de extrañar pues que la precisa fusión de ambos diera como resultado una lectura de tal cariz que hasta se hayan organizado conciertos en el país vecino que, con la música del compositor austríaco de fondo, hayan contado con proyecciones de los álbumes de Alice preparadas ex-profeso para la ocasión.

El castillo de las estrellas interior

Con tales antecedentes, la expectación ante cuál sería la próxima obra del artista era máxima por parte del que esto suscribe, pero nada podía prepararme para lo que iba a encontrarme con este primer volumen de los dos que terminarán siendo ‘El castillo de las estrellas’. Y ello es debido a que, a falta de saber si la conclusión de la historia terminará rubricando lo que servidor cree, estamos sin duda ante una obra que exuda cariño por los cuatro costados, mimando Alice hasta tal punto cada página que es difícil —sino completamente imposible— caer rendido a los pies de las bellísimas y evocadoras acuarelas de tonalidades apasteladas con las que se caracteriza este relato de ciencia-ficción situado de forma precisa, y no es casualidad dada la temática, 100 años antes de que el hombre pisara por primera vez la Luna.

Mezclando influencias admitidas que van desde el sentido de la maravilla por lo desconocido que se podía encontrar en las novelas de Julio Verne hasta esa especial y singular magia que desprenden las mejores películas de Ghibli, ‘El castillo de las estrellas’ se acerca de forma íntima a éstas últimas ya desde el dibujo de Alice, que suelta aquí sobremanera su trazo para regalarnos una narrativa de gran dinamismo que bien en los diversos personajes bien en esa pasión desaforada por el diseño de aparatos, trae constantemente a la memoria lo que Hayao Miyazaki elaborara a principios de los ochenta para ‘Nausicaa’, tanto en su vertiente cinematográfica como, por supuesto, en lo que quedo plasmado en esa obra maestra del manga que es el único cómic dibujado por el legendario artista nipón.

Apuntando también al imaginario de Miyazaki en su particular sentido del humor, ‘El castillo de las estrellas’ es una lectura que lleva de la mano a quien a ella se aproxime a esa niñez en dónde todo era posible. Sólo por eso, ya entra a formar parte de mis títulos favoritos del género y de esta disciplina artística que tanto nos apasiona. Pero hay en las páginas del álbum mucho más en la forma de un mundo por descubrir que se despliega ante nuestros ojos con suma elegancia, con una sensibilidad y gracilidad que no conocen límites y con un manejo de los mecanismos del arte secuencial que no dejan lugar para cuestionar la maestría que Alice ha alcanzado con el paso de los años. Ya sólo resta esperar a ver de qué manera cierra el artista una obra sobre la que pocas dudas acerca de su talante sobresaliente pueden albergarse.

El castillo de las estrellas 1. 1869: La conquista del espacio

  • Autores: Alex Alice
  • Editorial: Norma
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 64 páginas
  • Precio: 17,10 euros en

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1 comentario en «‘El castillo de las estrellas 1. 1869: La conquista del espacio’, una maravilla»

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