No es fácil enfrentarse a un tomo de seiscientas páginas de lo que intuyes va a ser una obra dura, por lo menos a cierto nivel. Abres con miedo, casi vacilando, y buscando cualquier excusa que te aparte de la primera página, pero empiezas a leer y te encuentras con que no es tu cerebro quien manda pasar página tras página, sino el mismísmo manga, que te atrapa en su corriente hasta terminar la obra.
Esto mismo me ha pasado con Tekkon Kinkreet, de Matsumoto Taiyou. Editada por Glénat para el Salón del Manga. Tekkon Kinkreet es una historia sobre dos niños huérfanos que usan la violencia para proteger su barrio, lo cual propicia labrarse enemigos de la estirpe de la Yakuza. Antes de que se den cuenta Shiro y Kuro (Blanco y Negro) estarán luchando casi continuamente por sus vidas.