Mia Fleming es una adolescente que vive en Nueva Jersey con su padre (jefe de policía de la ciudad), su hermana y su madrastra. Como suele ocurrir, ésta última despierta sentimientos negativos en la joven; pero no sólo porque la vea como una intrusa o como alguien que quiere reemplazar a su verdadera madre, sino porque sospecha que les está ocultando algo relacionado con su pasado.
Un día, el padre se lleva a Suzanne, la madrastra, de viaje; y Mia aprovecha para intentar averiguar algo más sobre ella. Se junta con unos amigos y empiezan a curiosear en su maleta, la única pertenencia que tenía Suzanne al llegar a su casa. En ella encuentran una libreta de direcciones, y medio en broma medio en serio, deciden llamar a unas cuantas personas al azar para ver si descubren algo interesante sobre su madrastra. Por desgracia, terminan marcando el número de una persona a la que mejor habría sido no molestar.
Comienza entonces un viaje por el pasado de Suzanne que tendrá graves consecuencias en el presente, un relato que reconstruye David Lapham con un estupendo sentido del ritmo y el suspense. La trama en sí no es demasiado original, hay cientos como ella en el género negro, así que es la forma de narrar de su autor la que nos mantiene atados a la lectura.