Estamos en 1939. Un hombre acaba de llegar a Nueva York en busca de Ben Koch: su misión consiste en hacerle cumplir un pacto que ha terminado rompiendo. A su vez, Ben también está buscando a alguien, concretamente a una persona recurrente de su pasado con la que tiene todavía cuentas pendientes. Y su pasado no está plagado precisamente de buenos recuerdos. Desde un horrible acontecimiento ocurrido en Detroit que prefiere no recordar, su vida ha caído en picado y sin frenos, en una existencia errante que lo ha llevado desde la cara más negra de la Gran Manzana hasta las barricadas de una Barcelona sitiada por la Guerra Civil.
Con esta premisa inicial, el guionista Felipe Hernández Cava despliega con gran habilidad una historia en la que el presente y el pasado se superponen continuamente. Con un estupendo sentido del suspense y el ritmo, nos va dosificando la información hasta el punto en que todas las piezas terminan de encajar que nos deja, no sólo con un buen sabor de boca, sino con un último giro de guión en las páginas finales que termina de redondear la lectura de este álbum.
Pero las virtudes de esta historia no se limitan a las sorpresas que esconde la trama y a la acertada alteración del orden cronológico de los hechos. Y es que ‘Las serpientes ciegas’ no sería la obra que es sin sus personajes, el eje principal sobre el que gira toda esta serie de acontecimientos. En primer lugar está Ben Koch, que en un principio nos es presentado a través del misterioso personaje enfundado en un traje rojo que llega a Nueva York. Ben se nos presenta como un tipo perdido, cegado por sus ansias de venganza y, posiblemente, como un personaje antipático. Pero avanzan las páginas y poco a poco sabemos más de su pasado, de sus motivaciones, y también del otro personaje que es el objetivo de su ira.