Todos hemos leído o nos han contado alguna vez un cuento de hadas. De esos en los que los heroicos príncipes rescatan a sus hermosas prometidas, en los que terribles dragones asolan a los habitantes de una aldea, o en los que cruentas madrastas le hacen la vida imposible a las jóvenes que quedan a su cargo. Pero pocas veces se nos da la oportunidad, no sólo de contarlos, sino de inventarlos nosotros mismos. Esta es la premisa de ‘Érase una vez’, en donde los jugadores deben crear un cuento y desarrollarlo hasta alcanzar el final feliz que nos dicten las cartas.
El modo de juego es bastante sencillo. Las cartas se dividen en dos tipos: cartas de narración y cartas de final. Las primeras hacen referencia a diferentes elementos que debemos incluir en nuestra historia. Abarcan cinco categorías: Personajes (príncipe, mendigo), Eventos (un combate), Aspectos (feliz, triste), Lugares (un palacio, una isla) y Objetos (espada, corona). Cada vez que incluyamos uno de estos elementos en nuestra historia, que puede ser alguno de los ejemplos entre paréntesis, nos descartaremos de la carta correspondiente. Lógicamente, estos elementos deben tener relevancia en la narración, así que nada de echarle morro al asunto. Y las cartas de final contienen una frase breve con la que deberemos terminar nuestra historia, siempre de una forma coherente con lo narrado anteriormente.
Al principio del juego se reparte una carta de final a cada jugador, y un número de cartas de narración que varía según el número de participantes. Entonces uno de ellos empezará la historia, por supuesto con las palabras «Érase una vez». Su objetivo será descartarse de todas las cartas de narración para poder jugar la carta de final, pero el resto de jugadores podrán interrumpir su historia y continuarla ellos mismos.