La épica. O mejor dicho: la epopeya. Eso es lo que trae de vuelta este primer número de La guerra de los Sinestro Corps, de Geoff Johns y Etahn Van Sciver. Esa necesidad de contar los grande restos y batallas de personajes heroicos, con confrontaciones claras, acción grande y, claro, intervención de lo sobrenatural o maravilloso.
Así, más o menos, decían los griegos que debían construirse los relatos épicos. Y los cómics de superhéroes no deberían olvidarse de esto. Por supuesto, pueden tocar otras formas de escribir, tirar más por el lado intimista, ser detectivescos, todo lo que queráis. Pero la épica debe estar presente, aunque sea a cuentagotas, aunque sólo sea en una saga al año.
Y Geoff Johns lo sabe. Lo ha hecho casi en todas las colecciones que maneja y lo puso en práctica también en Crisis Infinita. Sólo así salió vivo y con una buena historia de un homenaje innecesario y algunas decisiones muy discutibles (ese Superboy Primo cambiándolo todo a puñetazos es tan risible que hasta Johns le ha dedicado puyitas en alguno de sus cómics). Johns se maneja bien en la epopeya y en la guerra de Sinestro contra todo el cuerpo de Green Lanterns ha puesto la carne en el asador. Ya en el primer número crea escenas poderosas, da giros que engrandecen aún más la acción, abre de lleno el cómic en mitad del conflicto y no deja respiro al lector.