Hay en ‘Azul y pálido‘, la singular opera prima de Pablo Ríos en este abigarrado mundo que, cada día más, es el noveno arte en nuestro país, mucho más de lo que parece a simple vista. Y lo hay, para empezar, en el hecho de que, dejándose llevar por su mutua pasión por los tebeos y la ufología, Ríos haya conseguido publicar un volumen que, a todas luces, es una apuesta arriesgada por nadar contracorriente.
Cuando lo fácil hubiera sido adentrarse con alguna historia de corte social o, por qué no, una de superhéroes bajo el tamiz castizo, Ríos decide que su debut en el mundillo del cómic va a tomar la forma de una suerte de ensayo de investigación periodística en el que los no iniciados en el mundo de los «platillos volantes» sepamos de la forma más precisa posible acerca de los encuentros más conocidos que se han dado entre humanos y «hombrecillos verdes» durante el siglo pasado.