Poseedor de una carrera tan ecléctica como singular, no cabe duda de que, al margen de magníficos dramas como ‘El fin del romance‘, ‘Juego de lágrimas‘ o ‘La extraña que hay en tí‘, si por algo se recuerda a Neil Jordan cada vez que se habla de él es por sus raras pero imprescindibles incursiones en el cine de terror.
Un género en el que se adentró con la fascinante ‘En compañía de lobos‘, aquella cinta que reversionaba Caperucita Roja con hombres lobo de por medio y Angela Lansbury como la abuelita, y en el que alcanzó inusitadas cotas de maestría con ‘Entrevista con el vampiro‘, la espléndida adaptación de la novela de Anne Rice y un filme injustamente denostado en su momento y que hay que reivindicar como una de las obras más imprescindibles del cine fantástico y de terror de los noventa.