COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Devorar la tierra’, ambiciosa e irregular

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‘Devorar la tierra’ supuso un punto de inflexión en la obra del sensei Osamu Tezuka. Publicada originalmente en las páginas de la revista Big Comic, entre 1968 y 1969, esta obra marcó el momento en que el autor decidió embarcarse en la exploración de los rincones más oscuros de la psique humana, con historias caracterizadas por su tono adulto y su experimentación formal. Una faceta que Tezuka seguiría desarrollando a lo largo de los años 70, con mangas tan importantes como ‘Oda a Kirihito’, ‘Ayako’ y ‘El libro de los insectos humanos’. El hecho de que ‘Devorar la tierra’ señale la etapa de madurez del autor la convierte en una pieza valiosa de la bibliografía de Tezuka, si bien acarrea ciertos defectos que vuelven la lectura un tanto farragosa e impiden que alcance el nivel de excelencia de otros mangas posteriores.

En este grueso volumen conocemos la historia de una enigmática mujer llamada Zephyrus, que con su arrebatadora belleza es capaz de embaucar a los hombres y manejarlos a su antojo. Esta mujer busca venganza por un hecho del pasado, la cual se extiende no solo a quienes le hicieron daño, sino a toda la civilización moderna. Junto a ella, el protagonismo de ‘Devorar la tierra’ recae sobre un joven llamado Gohonmatsu; despreocupado, pendenciero y bebedor empedernido, parece ser el único capaz de resistirse a los encantos de Zephyrus. Cuando recibe el encargo de investigar a esta extraña mujer, da comienzo esta compleja trama con la que Tezuka busca hacer una crítica mordaz de la sociedad de los años 60 del siglo pasado.

La obra está estructurada en una serie de capítulos que, por su nombre, parecen estar extraídos de una ambiciosa pieza musical: Preludio, Scherzo, Adagio moderato, Intermezzo, Fuga, etc. La trama está repleta de saltos espaciales y temporales, y aunque Zephyrus y Gohonmatsu sean los principales protagonistas, sus peripecias están intercaladas con historias breves de otros personajes, cuyas vivencias se suman al conjunto global. Historias que sobre todo se relacionan con el invento de una piel artificial que permite que una persona adopte el aspecto de cualquier otra, con los enredos y tejemanejes que ello conlleva. La experimentación formal no se limita al esqueleto de la obra, sino que también se extiende a la composición de las viñetas en la página, a la selección de los encuadres y a la sutileza con la que Tezuka plasma algunas de las escenas más escabrosas. Aspectos que fue desarrollando en sus siguientes obras, como las citadas un poco más arriba, y que acabaron por convertirse en elementos esenciales y reconocibles del estilo del autor.

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El problema de ‘Devorar la tierra’ es que la trama, de tan ambiciosa como es, provoca que el autor pierda el norte de la narración en más de un momento. A veces da la sensación de que, pese a partir de una idea general, Tezuka se dejó llevar por la improvisación en varios pasajes que o bien resultan superfluos o bien se alargan demasiado. El segundo problema, y posiblemente el más importante, es el personaje de Gohonmatsu. Aparte de que la única característica que lo define es su pasión por el alcohol (el pobre no demuestra tener demasiadas luces, la verdad), se trata de un personaje que carece de motivación, de un Macguffin que lo inste a avanzar durante la historia. En cambio, acaba metido en las situaciones por casualidad o arrastrado por otros personajes. Con un protagonista así, cuesta conectar con él y sumergirse de verdad en la historia. Por último, aunque resultan loables las críticas que vierte Tezuka contra ciertos aspectos de la sociedad (la codicia, la pasión desenfrenada por el dinero, el racismo, las guerras, la utilización de la sexualidad como medio para conseguir un fin), vistas a día de hoy resultan un poco ingenuas.

Por todas esas razones, la lectura de ‘Devorar la tierra’ termina resultando un tanto fatigosa, con momentos puntuales en los que brilla la genialidad de Tezuka y reconocemos al creador de sus obras más importantes. Así pues, se trata de un trabajo que palidece al compararlo con otros mangas posteriores, aunque tiene el indudable valor de señalar el momento en que Osamu Tezuka decidió empezar a proyectar su lúcida mirada sobre las miserias del mundo que nos rodea.

Devorar la tierra

  • Autor: Osamu Tezuka
  • Editorial: ECC Ediciones
  • Encuadernación: Rústica
  • Páginas: 520
  • Precio: 27 euros

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