‘Tex. Los asesinos’, otro español en la corte italiana

No hace ni cuatro meses aún que «hablábamos» por aquí de Tex, el cómic más vendido en el país en forma de bota, y hete aquí que el legendario ranger creado por Giovanni Luigi Bonelli vuelve a Fancueva y lo hace, como a finales de enero, de la mano de uno de esos autores españoles con los que el puntal de la editorial Sergio Bonelli ha tenido la fortuna de contar: el insigne Alfonso Font, un nombre que en 1998 se unía a los de José Ortiz, Víctor de la Fuente y Jordi Bernet como uno de los cuatro que hasta el momento ha hollado en la vasta historia del personaje, dejando huella indeleble y alzándose indiscutible como uno de los instantes más memorables de cuantos incontables nos ha legado este fumetto.

Estrenando también colorido como ya lo hiciera ‘El hombre de Atlanta’ de Bernet —un colorido que, ya dijimos, es más o menos afortunado pero de todo punto innecesario si uno ha contemplado las páginas en el blanco y negro en el que se publicaron originalmente—, ‘Tex. Los asesinos’ es, como aquella, un modélico vehículo de polvoriento entretenimiento que, además, juega al engaño con el lector —y juega muy bien—, arrancando con la presentación de ciertos personajes que hasta el «tercer acto» de la narración no sabremos muy bien qué diantres pintan en esta historia de venganzas cocinadas a fuego lento que Mauro Boselli diseña con precisión y ejecuta con maestría.

Otro tanto se puede afirmar, acaso con mayor intensidad, de las páginas de Alfonso Font. De acuerdo en que el estilo del español, si bien reconocible a la legua, es bastante más estático que el de Ortiz o Bernet, pero eso no quita para que lo que vemos a lo largo de las 240 páginas que conforman este espectacular volumen co-editado por Aleta y Evolution Cómics —unas páginas que, igual que las de Bernet, ya fueron publicadas a mediados de los noventa por Planeta DeAgostini— sea de una calidad extrema, alcanzando Font notas sobresalientes en la estructura narrativa y dando el do de pecho en la genial caracterización de personajes para conformar una lectura que, junto a ‘El hombre de Atlanta’ y a los cinco volúmenes publicados en su momento por Aleta de Ortiz y de la Fuente, conforma lo mejor que Tex ha visto impreso en sus casi setenta años de historia. Casi nada.