‘Superman Tierra Uno vol.2’, un superhombre muy humano

Si algo funciona no hace falta arreglarlo. Algún jefazo de DC debió pensar esto al ver las cifras de ventas del primer volumen de ‘Superman Tierra Uno‘, una novela gráfica que se publicaba con la intención de contar otra vez el origen de uno de los superhéroes más conocidos de la editorial pero de forma algo más actual. Si a esto sumamos la inevitable secuela/continuación de un producto que ha vendido tanto, nos encontramos con la edición que ECC pone a nuestra disposición para disfrute de algunos y sufrimiento de otros.

Contando con el mismo equipo creativo que la primera entrega, J. Michael Straczynski a los guiones y Shane Davis a los lápices, este segundo volumen de la línea que nació como remedo de la marvelita Ultimate, nos trae nuevas aventuras continuación directa de las anteriores. Tras tomar la decisión de convertirse en Superman y enmascarar su identidad secreta con un buen par de gafas, nuestro periodista favorito consigue instalarse en su propio apartamento y mezclarse con sus nuevos vecinos. Uno de ellos, Lisa Lasalle, pondrá sus ojos en el nuevo inquilino y no se dará por vencida hasta conseguir algo más que flirtear con Kent. Mientras tanto, Lois Lane se preguntará cómo es posible que un jovenzuelo don nadie como Clark consiga siempre las mejores historias con Superman de protagonista, para intentar solucionarlo rebuscará en la vida de su nuevo compañero en busca de respuestas.

Sin embargo, si por algo ha conseguido llamar la atención del aficionado esta nueva línea de comics de DC, ha sido por intentar humanizar al personaje, algo que se puede percibir fácilmente al leer las versiones Tierra Uno tanto del Hombre de Acero como del Señor de la Noche. Una clara muestra de esto es el hecho de utilizar un villano como el Parasito para tratar otros temas más “terrenales” como son la inapetencia sexual a determinada edad o el maltrato y la prostitución en la sociedad actual.

No todo el mundo podría salir airoso de semejante entuerto pero hay que tener en cuenta que Straczynski lleva ya algunos años en esto del comic y cuenta con una serie de galones y puntos de experiencia que abalan el resultado final. Por otra parte, Shane Davis sigue dividiendo a los aficionados con su estático aunque meticuloso y trabajado estilo. Sus ilustraciones son lo suficientemente espectaculares como para no ser calificado como un mal dibujante, aunque sus escenas de acción resultan un tanto anodinas, sin el nervio y el “movimiento” que precisan éstas, carencia que termina por deslucir un poco el resultado final pero que desde aquí queremos pensar que irá solucionando en futuras entregas, porque no hace falta ser un genio para saber que tendremos más de este remozado Superman.

Lo dicho, si algo funciona…