‘Silas Corey. La red Aquila’, espléndido relato de espías

Aunque siempre haya tenido especial predilección por aquellas que transcurren en el ámbito temporal de la Segunda Guerra Mundial, he de confesar que nunca le hago ascos a una buena historia de la Primera Guerra Mundial siempre y cuando consiga engancharme desde las primeras páginas, algo que las del conflicto acaecido entre 1939 y 1945 logra de forma inmediata a poco que muestre algún nazi y un héroe (o grupo de héroes) aliado dispuesto a todo por acabar con la amenaza teutona. De hecho, creo que es el anti-nazi que uno lleva dentro el que se siente irremisiblemente atraído hacia cualquier relato que huela a los asociados al Tercer Reich y, al mismo tiempo, lo que provoca que «la Grande» no evoque los mismos sentimientos.

Es por este último motivo que la lectura de ‘Silas Corey. La red Aquila’ ha resultado ser toda una sorpresa, consiguiendo Nury y Alary posicionar su relato de espionaje en el marco de la Primera Guerra Mundial como una de las historias de aventuras e intriga más interesantes que han visto la luz en nuestro país en lo que llevamos de 2013, confirmando por un lado lo que ya sabíamos de Alary y revalidando la soberbia impresión que el trabajo de Nury nos había dejado en ‘Érase una vez en Francia’.

Protagonizada por uno de esos personajes que, ocultos tras una perfecta máscara de antihéroe resultan tremendamente atractivos para cualquier tipo de lector, el Silas Corey que da nombre a este volumen integral (editado por Dib-buks con la calidad a la que nos tiene acostumbrados) es un detective al que Nury inserta de pleno en las intrigas de poder que rodearon al cambio de gobierno francés en 1917, con todo un trasunto de espionaje por detrás que va desdibujando las fronteras entre bien y mal, y héroes y villanos con las que inicialmente son definidos los diferentes personajes que pueblan una acción entretenidísima que no da respiro al lector.

Plasmada con gran brío por un Alary cuyo trazo cartoonesco vuelve a destaparse como uno de los valores más sólidos de la lectura, algo que no debería extrañar a los que hayan leído su espléndida ‘Sinbad’ (también publicada por Dib-buks), si algo consigue la extraordinaria sinergia creada entre el guión de Nury y el dibujo del artista es que el lector se quede con tremendas ganas de volver a incursionar en el fascinante universo de un personaje fascinante del que desde aquí pedimos más aventuras a la mayor brevedad posible.