‘Huérfanos 1. El inicio’, impresionante crisol

Primera serie en la historia de Sergio Bonelli —y ay del que no sepa que estamos hablando de la más importante editorial de cómics italiana— que se publica a todo color, ‘Huérfanos’ ha resultado ser toda una grata sorpresa gracias, sobre todo, a la forma en la que Roberto Recchioni ha tomado claras referencias de dos clásicos modernos de la ciencia-ficción y les ha dado nueva forma en una historia sin concesiones, repleta de acción y con un ritmo espléndido. ¿Las referencias, decís? Pues de una parte, ‘El juego de Ender’ de Orson Scott Card y, de la otra, el ‘Starship Troopers’ de Robert A. Heinlein.

Con tamaños referentes, hubiera sido muy fácil que ‘Huérfanos’ se hubiera quedado en la mera referencialidad y no hubiera aportado nada novedoso al género al que se adscribe. Afortunadamente no es así, y lo que Recchioni cocina aquí se aleja mucho del mero refrito y se acerca bastante a la precisión con la que un Ferrá Adriá maneja los ingredientes de sus platos: la trama arranca con fuerza, acabando con la práctica totalidad de la población de nuestro planeta. Tras tan apocalíptico comienzo, un grupo de niños se convierte en protagonista fundamental del álbum introductorio, en el que se nos describen de forma espléndida las diferentes personalidades de los futuros soldados que tendrán que luchar contra la amenaza alienígena que se encuentra detrás de la hecatombe mundial.

Desarrollando en los otros dos volúmenes que forman parte de este primer integral —exquisitamente publicado por Spaceman Books— una historia en dos tiempos que nos acerca al período de formación de los chavales y, por otro lado, a la incursión en el planeta natal de los singulares extraterrestres, la decisión de los responsables de Bonelli de contar con tres artistas diferentes para cada uno de los correspondientes álbumes juega sorprendentemente en favor de la percepción que el lector termina extrayendo de ‘Huérfanos’ gracias a la singular unidad de estilos a la que cada uno de ellos termina respondiendo. Pero que nadie se lleve a engaño, hay suficientes rasgos diferenciadores entre Emiliano Mammucari, Alessandro Bignamini y Gigi Cavenago como para apreciar en lo que vale el trabajo y la personalidad que cada uno de ellos aporta al devenir de una historia que nos deja con las ganas —las ansias— de muchísimo más y que provoca que queramos continuar YA con la lectura de tan apetecible y fantástica cabecera.