'Harley Quinn v.1', el mayor espectáculo de Gotham

Harley Quinn ha muerto. Bueno, al menos hace tiempo que lo hizo esa Harley ataviada con mono bicolor y capucha cascabelera que seguía a su «pastelito» mazo gigante en ristre para desesperación del señor de la noche y en más de una ocasión del propio señor J. La que fuera la novia del Joker, ahora inmerso en una relación con la más siniestra pero menos carismática Punchline, ha sufrido todo un proceso de evolución que no ha supuesto solo un cambio de look (algo en lo que si influyó mucho su caracterización en los videojuegos de la serie Arkham Asylum) sino que también han hecho de esta pareja de villano una antiheroina con serie propia y apariciones en diversas películas, la última como una de las componentes de ‘El escuadrón suicida‘. Una vez concluida la extensa y muy recomendable etapa de Amanda Conner y Jimmy Palmiotti, Harley regresa en la línea del macroevento Frontera infinita lejos del círculo de secundarios de sus previas aventuras para llevarnos a una fase nueva.

Desde el primer vistazo a este tomo que recoge los primeros cinco números de su nueva serie nos queda claro que esta Harley es un poco distinta de la de los cómics previos. Con un estilo más caricaturesco y fluido, de una física que casi nos hace pensar en el manga atendiendo a las escenas de acción o el movimiento de los cabellos, nuestra heroína se sumergirá hasta las cloacas de Gotham (y no es metáfora) para resolver unas extraños sucesos que parecen involucrar a todos los payasos de la ciudad. En su cruzada nos volveremos a encontrar con unos cuantos viejos conocidos de la casa como Hugo Strange, Solomon Grundy o el mismísimo Batman (a los que quizás se les saca menos partido de lo esperado, especialmente en el caso de Strange) pero también algún nuevo personaje susceptible a unirse a una Harley a la que no le cuesta considerar a sus amigos su familia. Y a lo largo de sus páginas iremos comprobando como la Dra. Quinn sigue siendo tan mordaz y descarada como siempre, incluso permitiéndose imitar al propio cruzado de la capa, pero también que en esta ocasión está además más que dispuesta a hacer gala de su título en psiquiatría, aunque sea de manera poco ortodoxa, para llegar al meollo del asunto.

Lejos aún de los mejores momentos de sus andanzas en solitario, que añadían al cóctel unas fuertes gotas de surrealismo (como olvidar a su amado castor disecado o las competiciones de roller derby entre otros), el nuevo equipo detrás de Harley Quinn, Stephanie Phillips y Riley Rossmo, demuestra haberle cogido gusto al personaje pero no haber llegado a ese afianzamiento que quizás consiga en números posteriores (que los habrá). Este primer volumen es una más que correcta primera toma de contacto tras una etapa que consiguió dejar huella. Si esta consigue el mismo impacto solo el tiempo lo dirá, pero una cosa queda clara: Harley Quinn ha vuelto para quedarse.