‘Grandes autores Batman: Alan Davis. Mi principio…y mi probable fin’, una de las mejores etapas del hombre murciélago

Antes de entrar en materia, aclaremos las dudas que puedan quedar todavía al respecto de las notables diferencias que guarda este volumen en relación al original americano del que toma el material. Publicado a finales de 2012, ‘Legends of the Dark Knight. Alan Davis volume 1‘ supone el necesario rescate por parte de DC del material que el excelso dibujante británico publicó a mediados de los ochenta en la serie de ‘Detective comics‘ junto a su compatriota Mike W.Barr.

Teniendo en cuenta que parte de ese material entroncaba con el ‘Año 2‘, la decisión de la major resulta tan clara como poco comprensible: en el volumen sólo están incluídos aquellos números dibujados por Alan Davis, lo que implica que de dicho ‘Año 2’ sólo se incluya (de nuevo, en la edición americana) la primera parte, correspondiente al ‘Detective comics’ 575 americano, cerrándose el tomo con la espléndida ‘Full circle‘ y una historia del ‘Batman: black and white‘.

Así las cosas, y sabiendo que Alan Davis es un dibujante con un tirón comercial considerable, ECC ha decidido partir de otras bases en su edición, dividiendo el volumen en dos y quedándose aquí en el 574 americano, en aras de, qué duda cabe, publicar un segundo volumen con todo el ‘Año 2’ (incluyendo así los números de McFarlane) y el prestigio que cerraba la historia del enfrentamiento de Batman con Joe Chill.

Cuando Alan Davis desembarca en ‘Detective comics’ en diciembre de 1986 ya hace tiempo que ha dejado de ser el autor en vías de desarrollo de ‘Harry twenty on the high rock‘, ‘D.R. & Quinch‘ o ‘Capitán Britania‘ para pasar a ser reconocido como el dibujante de los mejores números que conocieron tanto ‘Batman y los Outsiders‘ como ‘Los Outsiders‘ toda vez el hombre murciélago deja el grupo allá por su número 32.

La llegada de Davis a ‘Detective comics’ junto a Mike W.Barr hace que los seis números que componen su brevísima estancia en la colección sean considerados por muchos, tres décadas después, como lo mejorcito que llegó a ofrecer la cabecera en sus muchas décadas de continuidad. Y ello es dedido tanto a los inspirados guiones de Barr, que centra de forma especial su atención en la relación paterno filial entre Batman y Jason Todd (el Robin cuya muerte marcará sobremanera al detective) haciendo gala al tiempo de un fresquísimo sentido del humor; como a los dinámicos lápices de un Davis entregadísimo que se deja engalanar con las tintas de Paul Neary para legarnos unas páginas llenas de vida, ritmo y espléndido sentido de la narrativa secuencial.

Que Alan Davis es un genio del noveno arte es indiscutible. Y si algo consiguen las páginas de este imprescindible volumen es demostrarlo más allá de ese lugar donde las palabras comienzan a fallar.