COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Esposas prohibidas de siervos sin rostro…’, Gaiman se nos pone gótico

Poco importa que sea un relato corto, una novela corta, una novela larga, una novela ilustrada, una miniserie, una maxiserie, una serie regular, una novela gráfica o un cuento que, si viene firmado por Neil Gaiman, la garantía de calidad por encima de la media está asegurada. Que aquí cabría apuntar un ejemplo de cada uno de los campos anteriores es tan obvio como el que, hacerlo, llenaría un primer párrafo repleto de referencias por todos conocidas —porque todos conocemos la trayectoria del escritor de Porchester, ¿verdad?— que servirían, claro, para reforzar el que por estos lares consideremos al artista poco menos que un genio de la literatura y el noveno arte.

Pero, en lugar de perder más tiempo laureando al creador de ‘Sandman’, arrojémonos de cabeza a la asombrosa piscina que Planeta Cómic nos traía el pasado mes de febrero con esta breve novela gráfica de 56 páginas que, publicada en Estados Unidos por Dark Horse, es un sentido homenaje en clave satírica en el que Gaiman se asoma a la literatura y el cine góticos y evoca, claro está, al gran Edgar Allan Poe y a toda la estirpe de imitadores que el autor de Massaschusetts generó con su estilo recargado y lleno de descripciones preñadas de ingeniosos calificativos que intentaban, y conseguían, capturar en líneas de texto algo tan difícil como la esencia misma del horror.

El propósito de Gaiman no es ese, claro, sino juguetear con los convecionalismos establecidos por Poe y, desde ese juego, trasladarnos una historia en la que cuesta no ver al protagonista como algo diferente a un remedo suyo, un escritor que quiere reflejar la vida tal cual es, capturándola hasta el último detalle, que en ese esfuerzo traza la ordalía de una tal Amelia —inevitable recordar aquí a la Lenore del famoso poema homónimo— y cuyo estilo queda representado por las inescrutables descripciones que tanto caracterizan tanto al literato estadounidense como a esa otra enorme influencia que en el género de terror escrito fue H.P.Lovecraft.

Con Poe y el de Providence como mayores referentes, resulta inevitable no encontrarse con pasajes como «A la pálida luz de la luna, los níveos pilares se dirían esqueléticos; semejantes a los huesos de una gran bestia». Ejemplo tomado al azar de los numerosos que trufan la lectura, la artificiosa grandilocuencia de la que se arropa el trabajo de Gaiman encuentra en Shane Oakley un valedor asombroso. Tanto es así, que la labor de aquél cobra una dimensión que el relato original no tenía por sí misma gracias al portentoso hacer gráfico que, ora en color, ora en blanco, negro y grises —tonalidades reservadas a los instantes en que se visualizan los intentos del escritor protagonista por hacer avanzar un relato que se le atasca constantemente— y siempre preso de una expresividad asombrosa, lleva a cabo un dibujante del que este redactor no tenía referencia alguna: sus juegos de luces, la indefinición de los rostros y lo etéreo de todo el conjunto es lo que, reitero, hace de ‘Esposas prohibidas de siervos sin rostro en la mansión secreta de la noche del aciago deseo’ una obra de lectura doblemente imprescindible para los amantes de Neil Gaiman y, sobre todo, para aquellos que no pueda resistir asomarse a las insondables profundidades de los fosos que rodean las vetustas construcciones en las que Poe y Lovecraft situaron sus pesadillas.

Esposas prohibidas de siervos sin rostro en la mansión secreta de la noche del aciago deseo

  • Autores: Neil Gaiman & Shane Oakley
  • Editorial: Planeta Cómic
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 56 páginas
  • Precio: 15,15 euros en

Artículos destacados

Deja un comentario

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar