COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Barry Kojonen’, los gays de las galaxias

Barry Kojonen

Única lectura de König que me he saltado en los últimos diez años, ‘Estación espacial deseo’ suponía, dentro de la fuerte componente (homo)sexual que (casi) siempre tienen sus obra, un nuevo cambio de rumbo para el autor alemán tras haber transitado por la cínica mirada hacia la Biblia que realizó en esa IMPRESCINDIBLE trilogía formada por ‘Arquetipo’, ‘Prototipo’ y ‘Antitipo’ o ese remedo de tebeo histórico que fue ‘Once mil vírgenes’. Un cambio que se orientaba a la ciencia-ficción y que encuentra aquí, en esta ‘Barry Kojonen’, una nueva incursión en un género que, como siempre, el artista se lleva a su terreno…y de qué manera.

Y es que, por más que cambie a sus peludos machos por los más amorfos y desagradables extrarrestres, el impulso del deseo sexual sigue presente a años luz de la Tierra y la necesidad de follarse a todo lo que se ponga por delante, también. Allí, en los confines del universo, es donde la historia sigue a Barry, claro alter ego literario de Paul —que también podría entenderse como un alter ego parcial del propio König, siendo Konrad la otra mitad que completaría al autor sobre el papel aviñetado—, un antihéroe en toda regla que se ve envuelto en una trama algo absurda que si algo pone de manifiesto, por sus constantes idas y venidas al mundo real, su incesante ruptura de la cuarta pared y el uso de un humor descacharrante y tremendamente referencial —quien no vea aquí claras (clarísimas) influencias del ‘2001’ de Kubrick o el ‘Alien’ de Scott debería hacérselo mirar— es que el interés de König no es precisamente el de utilizar las claves del género para hacer crítica social o reflexionar sobre disquisiciones éticas o filosóficas, sino hacer uso de las mismas para terminar derivando la narración hacia un planeta lleno de homínidos peludos con tres penes.

Como podréis imaginar, las carcajadas que dicha idea provoca en el lector son de tal entidad que, unidas a otras genialidades (esa dimensión en modo borrador) terminan por tapar lo irregular en términos generales de un volumen que intenta abarcar demasiado y que, tras todo lo que se ha podido leer del autor teutón en las dos últimas décadas, no aporta mucho al grueso de su producción. ¿Quiere esto decir que es una lectura prescindible? Depende. La respuesta sería NO si eres seguidor acérrimo de König; o SÍ si eres de los que alguna vez se ha acercado a ese talante genérico que abarca la totalidad de su carrera artística y éste te ha echado para atrás, o consideras que su trazo no se ajusta a los estándares del tipo de tebeo que sueles leer. Si eres de los segundos, te diría que le des una oportunidad a alguna de sus obras más reconocidas. Si eres de los primeros, relájate y disfruta del viaje cómico-cósmico-(homo)erótico que nos ofrece un guionista y dibujante que, eso sí, sigue sin tener ningún tipo de tapujos. Y eso es un valor que no tiene precio.

Barry Kojonen

  • Autores: Ralf König
  • Editorial: La Cúpula
  • Encuadernación: Cartoné
  • Páginas: 232 páginas
  • Precio: 20,81 euros en

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