‘God Country’, una JOYASi hubiera que ponerle alguna pega a ‘God Country’, esa sería que la creación de Donnie Cates y Geoff Shaw haya tomado la forma de una miniserie de seis números cuando el potencial que se adivina en sus páginas —en todas sus páginas— habría dado de forma cómoda, no ya para una maxiserie de doce ejemplares, sino incluso para una cabecera regular. Condensada y destilada hasta quedarse con una esencia sublime, esta historia a caballo entre la Kansas rural y un mundo poblado por dioses y espadas imposibles es de las que nada más arrancar te cogen de las gónadas y te mantienen ahí, expectante, hasta que das cuenta de su última página. Simplemente alucinante. Simplemente espectacular. 17 del 2017 (I): el cómic estadounidense De la misma manera que hace unos días, cuando hablábamos de la nueva serie de ‘Pantera Negra’, incluíamos al comienzo el párrafo que sirvió para justificar la aparición de la cabecera en la selección de lo mejor de 2018, hemos considerado que debíamos hacer lo propio con las líneas que destinamos, a finales de 2017, a ponderar los motivos por los que ‘God Country’, una miniserie publicada por Image, tenía aparecer SÍ o SÍ en lo más granado que nos dejaron aquellos doce meses. Pero, como también decía el otro día, esas breves letras, muy condensadas, no son capaces de recoger en toda su amplitud lo que este magnífico trabajo de Cates y Shaw nos ofrecía —y nos ofrece ahora de mano de Panini— a los afortunados lectores que a ella nos acerquemos, así que pasemos a desgranar de forma más pormenorizada una de las joyas más brillantes de cuántas vieron la luz al otro lado del Atlántico hace un par de años. ‘God Country’ es de esas series que Image lanza todos los meses como si no hubiera un mañana: de un tiempo a esta parte —y entiéndase ese tiempo como el que va del último lustro a la última década— la actividad de la editorial ha pasado de considerable a febril, y cada treinta días son muchas las nuevas cabeceras que aparecen —o desaparecen— en lo que nos ofrece el sello comandado por Robert Kirkman. Eso, y la calidad que suelen detentar la inmensa mayoría de las mismas es lo que me ha llevado a afirmar hasta la saciedad, de un tiempo a esta parte —ya sabéis, de diez...
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