Todos conocemos los estragos que causó la peste en Europa durante la Edad Media. Millones de personas murieron entre terribles dolores, fiebres y unos bultos oscuros que asomaban en su piel como versiones en miniatura de Atila, que a su paso aniquilan cualquier resto de vida. ¿Qué pasaría entonces si, en la actualidad, naciera muerto un bebé que presenta los síntomas exactos de esta temible plaga? ¿Y si encima todo pareciera deberse a una maldición familiar? La respuesta, en las páginas de esta absorbente novela.
La prota, una joven estudiante de medicina llamada Cruz, viajará a la localidad donde se ha producido el suceso, al norte de la Península Ibérica. No irá sola, sino en compañía del peculiar Michi y de un don que le resultará de gran ayuda, aunque también le hará sumergirse en los peores peligros. Y es que desde pequeña, Cruz tiene la capacidad de trascender su cuerpo y realizar lo que podríamos definir como viajes astrales a otros lugares e incluso épocas.
Partiendo de esta premisa y de unos personajes complejos, cargados de trasfondo y de secretos, el pamplonica Ismael Martínez Biurrun despliega esta novela que destaca fundamentalmente por tres cosas: su atmósfera, el desarrollo de la intriga y el mimo que impregna su prosa.