En España tenemos un defecto (entre otros) que me chirría especialmente, y es el de perder el culo ante las grandes potencias de este nuestro querido planeta cuando sus ojos se fijan levemente en nosotros. Es algo que nubla nuestro juicio, algo que nos hace sentir mega-ultra-super-importantes aunque al final todo quede en agua de borrajas, como ocurría en la película de Berlanga ‘Bienvenido Mr. Marshall’.
Con ‘Batman Barcelona: El caballero del dragón’ ha ocurrido algo similar. Todos nos congratulábamos por ver como una historia del defensor de Gotham City iba a ser ambientada casi completamente en la ciudad condal. Poco más importaba, sólo el escenario. Temas como el guión o el dibujo, lo que objetivamente define la calidad de un cómic, pasaron a un segundo plano, Batman venía a España y como a Mr. Marshall había que ponerle la alfombra roja y hacerle reverencias a cada paso.
De la alfombra y del cuidado protocolo se encargaron en Planeta, creando una edición acorde con tan “magna” ocasión, es decir, aumentaron el tamaño de las páginas y lo encorsetaron todo en tapa dura, añadiendo la pertinente entrevista y página de bocetos de la portada, la cual ha realizado en gran Jim Lee. En serio, si un cómic no va a superar las cincuenta páginas, no tiene sentido alguno incluir tapa dura, personalmente lo veo horrible.