COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘El murciélago dorado’ (‘Ōgon Batto’) [Críticas fandomeras a la carta]

Ogon Batto El Murciélago Dorado

Cuando iniciamos esta sección teníamos claro que vosotros, queridos lectores y amiguetes, no ibais a tirar por lo fácil, sino todo lo contrario, que ibais a tirar por rarezas que no son muy conocidas y que nos ibais a hacer descubrir pequeñas joyas de la ficción mundial. Así que cuando tras la crítica de ‘Mercaderes del Espacio‘, vi que la primera petición (y por norma, en caso de empate, la siguiente en ser tratada) correspondía a una película “bizarra“, me alegré un montón.

Ōgon Batto‘ (‘El Murciélago Dorado’ o ‘Fantasmagórico’ como también se le conoce) es una película japonesa de 1966 dirigida por Hajimo Sato, director afincado en el género fantástico japonés que ha realizado películas como ‘Kaitei dasensô‘ (‘Water Cyborg’ o ‘Terror beneath the sea’) y que con esta cinta adapta a la pantalla al primer superhéroe japonés.

Comenzamos la película con Akira (Wataru Yamagawa), un joven aficionado a la astronomía, que descubre que el planeta Icarus se encuentra en trayectoria de colisión contra la Tierra. Antes de que pueda avisar a las autoridades es secuestrado por un grupo de agentes del gobierno a las instalaciones del Dr. Yamatone (Sonny Chiba) en los Alpes Japoneses (en la isla de Honshu).

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‘Mercaderes del espacio’, de Frederik Pohl y C. M. Kornbluth [Críticas fandomeras a la carta]

mercaderes01.jpgBasta con darse un paseo por nuestras calles o, sencillamente, encender la televisión, para darnos cuenta del continuo acoso y derribo al que nos tiene sometidos el mundo de la publicidad. La metralleta del dios de las Ventas nos dispara anuncios continuamente para meternos en el coco nuevos deseos y necesidades, incitándonos a comprar indiscriminadamente los productos ofertados. Sin duda, la publicidad es una de las hijas predilectas de nuestra época, pero hace casi sesenta años hubo dos autores que ya sabían lo que ocurriría: Frederik Pohl y C. M. Kornbluth.

‘Mercaderes del espacio’, publicada por primera vez en 1953, fue la novela en la que aglutinaron sus inquietantes predicciones. El mundo distópico que nos presenta es una sociedad dominada por las grandes compañías, en la que los gobiernos son poco menos que peleles a su servicio, y en la que las formas de embaucar a los ciudadanos han alcanzado unas cotas de efectividad inimaginables. En esta sociedad, la gente se divide en consumidores (la gran mayoría) y clases altas que son las que manejan los hilos de la publicidad. En este último grupo se encuentra Mitchell Courtenay, prota de esta historia y creativo de la poderosa agencia Fowler Schocken.

Courtenay está satisfecho con la forma de vida que se describe en la novela, y cree que el nivel de vida de la gente no podría ser mejor. Poco imagina que acabará viviendo en sus propias carnes los efectos de la maquinaria publicitaria que él ha ayudado a configurar. Todo comienza cuando recibe un importante encargo. Se está preparando la colonización de Venus y su compañía se frota las manos: ¡un planeta entero a su disposición para extender sus redes, explotar sus recursos y montar una colonia humana a su gusto! Y su misión consiste precisamente en hacer que este peligroso viaje resulte una increíble aventura a ojos de la gente, para enrolar a todos los voluntarios posibles para embarcarse en él.

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