COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘El hombrecito’, Chester Brown, un genio en pequeñas dosis

El hombrecito portada

2006 fue el año1995 fue el año en que La Cúpula presentó a los lectores españoles por primera vez la obra de Chester Brown. La elegida fue ‘El playboy‘, editada en dos álbumes recopilados posteriormente por Ponent Mon y a la que seguiría ‘Ed, el payaso feliz‘, una muestra brillante de lo que el autor canadiense podía desarrollar que, no obstante no podía prepararnos para el siguiente título publicado por la editorial, la magistral ‘Louis Riel‘.

Entre ambas, Astiberri nos traería su ‘Nunca me has gustado’ y, tras la biografía del líder canadiense del s.XIX, sería de nuevo La Cúpula la que editaba, el pasado 2011, la singularísima ‘Pagando por ello‘, crónica veraz y sin tapujos de los encuentros del autor con innumerables prostitutas a lo largo de los años. Y ahora, completando el acercamiento a uno de los autores canadienses más fascinantes de la actualidad (con permiso, por supuesto, del gran Seth), nos llega ‘El hombrecito‘, antología de relatos cortos (muy cortos en algunos casos) que el autor publicaba en su tierra natal a finales de los noventa recogiendo lo mejor de su producción entre 1985 y 1995.

[seguir leyendo]

Nunca me has gustado, Chester Brown

Nunca me has gustado, Chester BrownSiempre que acabo de leer sus obras, Chester Brown me deja una muy mala sensación en el cuerpo. Sus cómics me encantan, pero me es del todo imposible «disfrutar» (en el sentido más usado de la palabra) de lo que me cuentan: hay demasiada vida por detrás, demasiado subtexto, demasiadas carga de profundidad. Hay personajes incapaces de decir cualquier palabra cariñosa, obsesiones casi destructivas, misnuvalías psíquicas aún no identificadas; en definitiva, un universo de «personas normales». Y, como cantan los maravillosos Espanto, yo le tengo mucho miedo a las cosas normales. Más que a cualquiera de las sobrenaturales.

En Nunca me has gustado (Astiberri, 2007), Brown traza un oblicua autobiografía de sus años mozos. Sin concesiones sentimentales ni excesos, el autor canadiense la clava. En un subgénero tan dado a los patinazos como es el de los recuerdos de adolescencia, Brown evita jugar con cualquiera de las cartas marcadas en las que se suelen apoyar los escritores.

No hay aquí exhibicionismo ni humor. No hay personajes que caigan simpáticos. De hecho, Brown no busca en ningún momento que el lector se identifique con ellos. Igualmente, es posible que no quiera que quien está al otro lado de la página los comprenda. Nunca me has gustado no es una lectura fácil y las posibles conclusiones que se pueden extraer de ella son bastante incómodas. Pero funciona como una obra maestra. Como lo que es.

[seguir leyendo]

Si continúas usando este sitio, aceptas el uso de cookies. Más información

Los ajustes de cookies en esta web están configurados para «permitir las cookies» y ofrecerte la mejor experiencia de navegación posible. Si sigues usando esta web sin cambiar tus ajustes de cookies o haces clic en «Aceptar», estarás dando tu consentimiento a esto.

Cerrar