'Nemesis #1', muchos fuegos artificiales y... ¿pocas nueces?

Esperaba con ganas la salida del primer número de ‘Nemesis’, la nueva ocurrencia del escocés Mark Millar, que sigue decidido a explotar el lado más salvaje del pijamismo. Nemesis es un supervillano que a pesar de su nívea vestimenta, se gasta una mala uva de cuidado; y lo peor de todo es que tiene la inteligencia y los medios necesarios para llevar a cabo sus planes.

Básicamente, se dedica a capturar y asesinar a los oficiales de policía más destacados de diferentes países, y si de paso se lleva por delante a alguna otra víctima inocente, pues mucho mejor. El caso es que ahora, tras un fructífero paso por la ciudad de Tokio, Nemesis ha puesto en su punto de mira a Blake Morrow, jefe de policía de Washington DC que ha conseguido poner en cintura a los malhechores que asolan la capital estadounidense.

El enfrentamiento está servido en esta miniserie que ha arrancado con toda la carne en el asador (sólo hay que ver la potencia de ciertas escenas), y las dosis de violencia y palabras feas habituales en los trabajos de Millar. Sin embargo, este primer número no termina de cuajar, y aunque todavía es pronto para realizar una valoración definitiva, espero que Millar pula ciertos aspectos en los números que están por llegar.

La primera parte del tebeo, la que supone el secuestro y posterior ejecución de un policía japonés, es estupenda. Millar nos narra estas primeras páginas con un sentido del ritmo muy cinematográfico y nos presenta a Nemesis como un villano cruel y calculador que no deja nada al azar. Si le sumamos algunas negrísimas líneas de diálogo, nos encontramos con un arranque difícil de superar.

Ahora bien, al guionista se le empieza a ir un poco la olla a partir de ese momento. Por un lado, el asalto al Air Force One me parece tan exagerado e inverosímil, que a pesar de su espectacularidad fui pasando las correspondientes páginas con bastante indiferencia. Además, el dibujo de Steve McNiven, más que correcto en los demás pasajes del ejemplar, tampoco consiguió transmitirme la fuerza que se le supondría a una escena de acción de tal calibre.

No obstante, lo que más me chirría es la figura del policía Blake Morrow, al parecer, el héroe que habrá de salvar a sus indefensos compatriotas del psicópata de Nemesis. Y es que yo no sé quién es más psicópata, teniendo en cuenta cómo evita un simple robo en una tienda a tiro de recortada. Una actuación de lo más gratuita que funciona como fanservice para los lectores más apasionados del plasma, pero que está un poco fuera de lugar en la historia y nos deja a Morrow como el típico poli descerebrado y besabanderas que no despierta demasiadas simpatías. Veremos qué ocurre con él en el futuro.

A pesar de todo, tengo ganas de leer la próxima entrega aunque esta todavía no haya cumplido mis expectativas, pues veo a Nemesis como un personaje con mucho potencial, y con un cinismo perfectamente retratado por el guionista. Eso sí, después de todos los fuegos de artificio descargados en este ejemplar, no sé qué más se guardará Millar en la manga para seguir impresionando a los lectores. Espero que esa sorpresa venga a través de la disección de la personalidad del protagonista, y no tanto de escenas que supuren hemoglobina, porque eso, a estas alturas, ya no impresiona a nadie.