‘Tebori vol. 2’, mafia y folclore en un cóctel irresistible

Tras el buen sabor de boca que nos dejó el primer álbum de la colección, ‘Tebori’ regresa a la palestra para continuar la historia de Yoshi, el joven tatuador nipón que se ve envuelto en el peligroso mundo de la yakuza. Al igual que en la primera entrega los tatuajes siguen siendo el motor principal de la trama, ya que cada uno de ellos refleja una experiencia de la persona que decide plasmarse el dibujo en cuestión sobre la piel. Historias que nos remiten al pasado criminal de los peligrosos delincuentes que pululan por estas páginas y que en conjunto, a pesar de su brevedad, conforman un fresco del lado más oscuro de la historia reciente de Japón. En esta ocasión, las más interesantes son las que se enclavan en la época de la ocupación americana tras el desenlace de la 2ª Guerra Mundial, precisamente cuando la yakuza comenzó a tener más poder y relevancia entre la gente, al dominar el mercado negro por una parte, y al conservar los valores y tradiciones propios del país del sol naciente por otra.

Pero no penséis que nos encontramos ante una hilera de historias inconexas que se van desplegando sin más ante nuestros ojos. Todo tiene un sentido y, durante la lectura de este álbum, confirmamos que los autores lo tienen todo muy controlado. Los principales hilos argumentales que conforman el grueso de la trama, y que ya empezaron a desarrollarse en el tomo anterior, son los siguientes: por un lado, las peripecias de Yoshi como aprendiz de tatuador que poco a poco va ganándose la confianza de sus clientes; por otro, su relación con una misteriosa pelirroja que durante este álbum nos dará más de una sorpresa; en tercer lugar, la existencia de una criatura vengativa y peligrosa llamada Shura, que aparece de manera recurrente en los relatos de los yakuza más ancianos, y que por lo visto no es fruto de su imaginación ni del folclore, sino que existe de verdad y presenta una amenaza real; y por último, un enfrentamiento entre bandas yakuza que alcanzará su culmen en el tercer álbum de la colección, con el que concluirá la historia.

Dicho así, puede parecer un cóctel un tanto extraño y enrevesado, pero como dije antes, Robledo y Toledano han sabido llevar muy bien las riendas de la trama en todo momento, y son capaces de intercalar acontecimientos y de condensar mucha información en pocas páginas de una manera perfectamente comprensible para el lector, y sin que además se resienta en ningún momento el ritmo de la narración. ‘Tebori’ logra traspasar las fronteras del género negro e incorpora de una manera convincente elementos de la imaginería y el folclore japonés para conseguir una personalidad propia que lo encumbra como uno de los cómics más frescos y entretenidos que podemos encontrar actualmente en las estanterías. Sigo pensando que Yoshi no es un personaje tan carismático como cabría esperar de un protagonista, pero el elenco de secundarios que le rodea es tan interesante, y la ambientación resulta tan sugerente, que podemos pasar por alto ese detalle que sin duda habría supuesto la perdición de otras obras menos inspiradas. Ya solo queda un álbum para que concluya la historia, pero espero que esa no sea la última vez que nos sumerjamos en el submundo de la mafia japonesa a través de los ojos de este joven tatuador.