COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

Guía de lectura de Jason (2ª Parte)

Jason Guia de lectura 2

Segunda entrega (de las tres que tendrá) de la Guía de Lectura de Jason que comenzábamos anteayer y que, en la humilde opinión del que este artículo suscribe, repasa los tres mejores títulos que Jason ha concretado hasta la fecha: ‘El último mosquetero‘, ‘Yo maté a Adolf Hitler‘ y ‘En pocas palabras‘.

‘El último mosquetero’, un cóctel singular para una obra genial

El ultimo mosquetero

Como bien apuntaba Álvaro Pons en su reseña para La Cárcel de Papel (¡¡¡vuelve Álvaro, vuelve!!!), una vez leído este pequeño volumen parece difícil creer que el autor, con una facilidad pasmosa y sin que la suspensión de credibilidad se vea afectada en ningún momento, haya logrado meter en una misma historia a dos de los mosqueteros imaginados por Dumas, el ambiente de ‘La guerra de los mundos’ de H.G.Wells y unos curiosos marcianos con todo el aspecto de los habitantes del Mongo que Alex Raymond creaba para ‘Flash Gordon’.

Y todo ello con la sanísima intención de fabular de forma directa, y sin largas diatribas por parte de sus personajes (como viene siendo habitual en el autor desde sus comienzos), sobre la necesidad de mantener un espíritu infantil (y a la par aventurero) en nuestras, por momentos, adultas e insustanciales vidas.

La riqueza visual y gestual con la que sus simples dibujos transmiten este claro mensaje es de un serio calado, mostrándonos Jason mediante un personaje tan antipático como era el Emperador Ming, hasta donde la desidia y la falta de imaginación puede llevar a una persona: esas tres páginas en las que el emperador llama a su centinela para hablar con él de los temas más banales, transpiran una melancolía tremenda, la misma que se deja ver cuando Athos es rechazado por su amigo y antiguo compañero de aventuras Aramis, a la postre irónico y necesario protagonista último de la historia.

‘Yo maté a Adolf Hitler’. H.G.Jason, viajero del tiempo

Yo mate a Adolf Hitler portada

Al analizar cualquier obra de Jason hay que tener muy claro que las claves que el autor usa para montar el argumento son quizás lo menos importante del montante total de ideas y sentimientos que pretende hacer llegar a los lectores: y si en el relato protagonizado por Athos la intención del artista era poner en relevancia la importancia de no dejar nunca de lado el espíritu aventurero y audaz que nos caracteriza cuando somos pequeños; ‘Yo Maté a Adolf Hitler’ se mueve por unos derroteros completamente diferentes, los de la fuerza del amor.

Teniendo en cuenta lo trillado del tema, del que hemos visto y leído hasta la saciedad, es aún más sorprendente que Jason consiga insuflarle nuevos espacios de significado en el marco de una narración que, a priori, nada tiene que ver con el más universal de los sentimientos.

Yo mate a Adolf Hitler interior

Volviendo a hacer gala del brillante uso de la elipsis y los silencios (sobre todo estos últimos) que se puede observar en la práctica totalidad de sus títulos, Jason describe aquí una sociedad fascinante en la que el asesinato es una práctica comercial tan común como ir a comprar pan.

Y es ahí, al margen de la reflexión última que se desprende de la lectura, donde el artista cuaja sus mejores páginas, aquellas en las que vemos, por un lado, cómo le llegan encargos al protagonista y cómo éste los resuelve y, en un sentido menos visual, cómo la melancolía que hace presa del anónimo asesino termina contagiándonos.

Y todo ello en cuarenta y ocho intensas páginas. No sé vosotros, pero a mi entender, alguien capaz de condensar en tan poco espacio tantos mensajes diferentes y una carga emocional tan sólida, se merece, como poco, el apelativo de genial.

‘En pocas palabras’, volviendo a los orígenes

En pocas palabras portada

Como ya es constante en la bibliografía de Jason, los relatos incluidos en ‘En pocas palabras’ vuelven a incidir en el amor y sus muchas y dispares variantes; unas variantes que el autor arropa en esta ocasión tomando préstamos tan diversos como los fundamentos del cine mudo, el ‘Frankenstein’ de Mary Shelley o las películas de zombis de Romero y compañía.

Al igual que cómo ocurre en el resto de sus obras, Jason no se limita al plagio o la cita directa, sino que, tomando como base de inspiración las citadas historias, va construyendo a su alrededor todo un universo plagado de detalles que podrían perdérsele al lector que pase por esas (aparentemente) simples páginas en las que el número de viñetas nunca supera la media docena, y que quedan caracterizadas por el trazo limpio y la antropomorfización con la que el artista ha parido el resto de sus tebeos.

En pocas palabras interior I

Dichos detalles son a veces tan sutiles como el cambio de color de fondo de la página en ‘Dime algo‘ (cuando el fondo es blanco el tiempo es presente, cuando cambia a negro viajamos al pasado); las viñetas de ‘Los vivos y los muertos‘ que en lugar de estar ocupadas por dibujo, se completan con textos a la manera de las cortinillas del cine mudo, y que ayudan a crear la ilusión de estar viendo un filme en los años 10 ó 20 del pasado siglo; o las magistrales elipsis con las que va avanzando la extraordinaria y original visión del personaje del monstruo de Frankenstein en ‘Por el mal camino‘, la mejor de las tres historias incluidas en el tomo.

Ejemplificando la idea que se intenta plasmar en estas líneas, el último relato incluido en ‘En Pocas Palabras’ cuenta con una sublime conversación entre los ayudantes/sirvientes de los creadores, ya sean estos de monstruos o máquinas temporales: tomando a esos personajes que en las películas y libros carecen de importancia en la trama principal y a los que recordamos sólo por circunstancias anejas (el hilarante Marty Feldman de ‘El jovencito Frankenstein’ por ejemplo) e insuflándoles una humanidad acongojante, Jason demuestra, más allá de toda duda razonable que autores como él, contados con los dedos de la mano.

‘Low moon’, bajando el listón

Low moon portada

Hablar como lo hemos hecho sobre la obra de un mismo autor no es cosa fácil. Hacerlo además sobre un artista como Jason, cuyos tebeos orbitan casi siempre sobre los mismos temas lo hace un poco más complicado. Y la tarea aún se hace más ardua cuando de la brillante narrativa del autor, el maravilloso uso que hace de los silencios, la capacidad de condensación de sus historias y lo genial de su uso de las elipsis y saltos temporales lo hemos dicho casi todo.

Quizás sea por este motivo que podamos considerar este ‘Low Moon’ de Jason como el más irregular de cuantos tomos ha editado Astiberri hasta la fecha del autor noruego, lo que tampoco significa afirmar que sea una lectura aburrida o «mala» si tenemos en cuenta la alta calidad usual en el trabajo del artista.

Low Moon interior

Y lo es para empezar por que, aun contando con unas historias que potencialmente podrían haber llegado a tener la misma entidad que cualquiera de sus otros trabajos, Jason no consigue emocionar, estremecer o encandilar al lector (ya sea habitual suyo o un recién llegado a su producción) como si lo ha hecho con anterioridad.

Ello no es debido ni mucho menos a que la extensión de los relatos sea insuficiente (mucho ha demostrado este artista lo que es capaz de transmitir con una única página) sino más bien a que su desarrollo, y la conclusión de algunas de ellos, plantean más interrogantes de los que resuelven y, sobre todo, a que para la ocasión y por primera vez, el autor no se implica emocionalmente, transmitiendo todas y cada una de las historias que componen este ‘Low Moon’ una frialdad que actúa de frontera infranqueable.

Dicho esto, ‘Low moon’ resulta no obstante un corolario ejemplar de las formas narrativas de Jason, y podría servir de perfecta introducción para todos aquellos a los que el noruego no haya convencido a priori: en sus más de doscientas páginas y a través de cinco historias, el artista vuelve a abordar temas como el amor/desamor con el que tanto ha jugado anteriormente en la práctica totalidad de sus títulos.

Low Moon interior II

Bajo una misma estructura constante de cuatro viñetas por páginas, y haciendo uso, como ya comentábamos al principio, de su magistral capacidad para el uso de la elipsis, el artista nos lleva de la mano a través de varias historias: desde la extraña venganza de una mujer contra varios hombres y de cómo utiliza el sexo para conseguir lo que quiere hasta la abducción de una madre y esposa y cómo su marido e hijo van copando con ello; pasando por un extraño western en el que el duelo a muerte entre sheriff y forajido es al ajedrez; la doble historia de dos hombres capaces de hacer lo que sea por su amor hacia una mujer o una nueva incursión en el terreno zombi como sólo él sabe hacerla.

Con ciertos trucos narrativos nuevos (los bocadillos en negro de ‘Estás allí’ o la imitación de los típicos primerísimos primeros planos del western) Jason nos deja una obra-crisol que, vale, no estará a la altura de las demás, pero que está a un nivel al que ya quisieran llegar muchos.

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