‘El Rubius no sale en este libro’, de lo mejor de ‘El Jueves’

Decía el otro día que las ganas y y el trabajo que los chicos de Fandogamia le están poniendo a que su sello se asocie al término variedad, son las que provocan que la oferta que acumulan hasta el momento contenga títulos tan dispares como ‘Giant Days’, ‘Love in Hell’, ‘Un mal viaje al oeste’, ‘Busy Bitches’ o este ‘El Rubius no sale en este libro’ con el que la editorial vuelve a apostar por Rubén Fernández y ‘El Jueves’ después de hacerlo con ambos en el recopilatorio de ’24 horas con gente mejor que tú’ y con el vetusto semanario de humor en ese ‘Cosa de dos’ del que hablábamos por estas líneas allá por finales de verano.

Abandonando la coletilla de «mejor que tú», las más de cien páginas en las que Fernández nos presenta a personajes tan variopintos como Pablo Coehlo, Trump, Einstein, Hayao Miyazaki, Kim Kardashian o Albert Uderzo —y eso sólo por citar a los primeros seis que se me han venido a la cabeza— son, ante todo, fuente inagotable de carcajadas. Es más, si es a Pablo Coehlo a quién he citado primero, es porque las viñetas en las que Fernández desnuda a la exagerada esencia del escritor luso fue, junto a las de Antonio López, Pablo Picasso o Carlos Boyero, la que provocó que terminara llorando de la risa por las burradas que se le ocurren al artista español y por la manera en que destila con suma ironía el conocimiento que demuestra haber adquirido acerca de las idiosincrasias más reconocibles de «famosos» de todas las épocas.

Siempre sometido a una estructura de nueve viñetas —3 filas, 3 columnas— que, inalterable, da no obstante para mucho —atención a la página dedicada a Iñárritu—, el dibujo simple pero tremendamente efectivo de Fernández, la constante y recurrentemente sufrida aparición de Mocasines —¿qué quién es Mocasines? Compraos el libro, diantres— y el que no haya resquicio para el aburrimiento en un libro que se lee de principio a fin sin casi darnos cuenta son valores que alzan a ‘El Rubius no sale en este libro’ como una propuesta llamada a entretener y, sobre todo, a sacarles las vergüenzas a muchas figuras públicas a las que, endiosadas, no les vendría nada mal mirarse en el veraz espejo que son estas viñetas.