COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

Cuenta atrás a Crisis Final es infumable

Countdown dc

No es que este gruñón, pero últimamente DC me lo está poniendo difícil. Con Cuenta Atrás casi me da la puntilla. Yo no había seguido la serie en su edición en inglés porque me daba mucha pereza tenerla que leer a través del ordenador, pero las noticias que nos iban llegando de aficionados que sí lo hacían eran casi mayoritarias. Cuenta Atrás (a Crisis Final, añadieron después), decían, era un estropicio que acababa con todo el buen sabor de boca de 52.

A priori, el planteamiento era parecido. A DC le había dado buen resultado de ventas eso de sacar una serie semanal, así que trató de repetir dándole a Paul Dini (guionista de una de las dos series de Batman) toda la autoridad sobre el guión. Ahora bien, Cuenta Atrás quería diferenciarse de 52: mientras ésta iba aparte de toda la actualidad de los héroes DC, al tener lugar en ese «año perdido» que hubo tras Crisis Infinita, la nueva serie debería estar relacionada con cualquier cosa que ocurriese en el universo DC. Casi debía ser su columna vertebral.

A la hora de la verdad, las expectativas están siendo nefastas. Vamos ya por el cuarto tomo recopilatorio (Planeta no se ha atrevido a sacarla en grapa y ha hecho bien, porque al tercer número no se la hubiera comprado nadie) y la cosa va como sigue: por un lado están las tramas propias de la serie, las ideadas por Paul Dini para aguantar el misterio durante 52 semanas. Son entre aburridas y horrorosas, con personajes planos que sólo quieres que desaparezcan de tu vista (Mary Marvel), otros que se comportan como tontos en Cuenta Atrás y no en otras series en las que aparecen (Jimmy Olsen) y otros (el Atomo Ray Palmer) que aún no han aparecido y que sustentan todo el misterio, pero que al lector le dan igual.

Cuenta Atrás

Por otro lado, tenemos cruces con el resto de series. De repente, aparecen las amazonas porque deciden atacar Washington y pasaban por aquí (poco antes de que Donna Troy hay cogido una metralleta para luchar, momento cumbre del absurdo de la serie), o hay un entierro antes de que sepas quién muere (echadle la culpa a Planeta, que tiene ocurrencias como poner en el título el final de la historia). O cualquier otra cosa que se os ocurra: todo cabe.

Cuenta Atrás

Además, Cuenta Atrás tiene uno de los ritmos peor medidos que yo haya leído en un cómic: mientras en una historia, después de unos cuantos números de la serie, han pasado días, en otras sólo han transcurrido horas, de manera que al lector le es imposible situarse y todavía tiene menos sentido editar la serie semanalmente mezclando tramas que no se relacionan entre sí y que, si algún día llegan a hacerlo, será al final, cuando ya no quede nadie (sólo los incondicionales) siguiendo esto.

Yo, desde luego, me bajo de la serie. Es un despropósito en toda regla, poco más que un sacacuartos sin ningún tipo de interés ni siquiera para los que somos fieles seguidores del universo DC. Porque, además, Cuenta Atrás está escupiendo número sí, número también en El Cuarto Mundo, de Jack Kirby. Y eso ya era lo que faltaba.

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