COMIC SCENE: Las Lecturas de Fancueva
V. Kingdom Come

‘Blankets’, de Craig Thompson

Blankets

Prepárense para lo que les voy a decir: lean este artículo, créanme, y que esto les sirva para comprar este libro cuanto antes. Esto no es ya un post de un blog. Esto es spam puro y duro. A los de la editorial Astiberri, propietaria de los derechos de la obra de Craig Thompson en español, ni les conozco. Pero ‘Blankets‘, obra del mencionado Thompson de 2003, lo merece y mucho más. Se va convertir seguramente en uno de sus libros favoritos, y una tentación probable para regalar a ese amigo/a al que apreciamos tanto. En ningún caso me hago responsable de ello.

Craig Thompson no sólo es el autor de esta novela gráfica, merecidamente elegida como una de las 10 mejores de todos los tiempos por la revista Time, sino que también es su protagonista absoluto. Su narrador, su leit motiv. ‘Blankets’ es una historia sobre el ego de Thompson, una mirada instropectiva a su propia existencia, que repasa su dura infancia y su turbulenta adolescencia (y post-adolescencia). Es decir, que estamos ante un ejercicio terapéutico para su propio autor. Pero lo curioso, y lo maravilloso de ‘Blankets’ es que trasciende su carácter exclusivamente personal y por ende intimista para ser una obra que nos conmociona, que nos atrapa y no nos suelta, que nos golpea directamente en el alma o en su defecto en el corazón. Son 500 páginas de golpe, y se leen del tirón porque de otra forma es imposible, o al menos, inmoral.

El protagonista es un niño que se resigna a vivir en un mundo que sólo plantea adversidades e injusticias. Sus padres son estrictos, pobres y excesivamente religiosos. Sus compañeros del colegio, unos imbéciles inseguros que disfrutan haciendo bullying. Pero por lo menos Craig puede dibujar (la actividad que más le gusta del mundo, de hecho se imagina que cuando muera y vaya al cielo, estará dibujando eternamente) y jugar con su hermano Phil, con quien comparte cama (cosas de la austeridad económica), e imagina que la cama es un barco y el suelo es el mar. La perspectiva adulta de las anécdotas de infancia están tan bien resueltas que uno mismo se ve reflejado en las dificultades de Craig para comprender el mundo. Es, como digo, un adulto observando a un niño como un adulto, algo de lo que sólo había sido capaz, en el escenario del cómic, Bill Watterson en su genial tira ‘Calvin y Hobbes‘.

La cosa no mejora cuando Craig crece. El ambiente fanático en el que habita, con un Dios que debería provocar alegría pero que sólo transmite indiferencia, se va desintegrando, y la culpabilidad empieza a corroer la personalidad de su protagonista, que se siente mal al plantearse cosas que sus padres nunca aceptarían, y que chocan con todo por lo que sus vecinos y compañeros de clase parecen alcanzar una cierta estabilidad. Se deja el pelo largo, y comienza a pasar de todos los que se meten con él. Consulta con Dios cada cosa que hace, sin darse cuenta de que ya no le necesita. Y en esto que, en un campamento de su comunidad evangélica, Raina se mete en su vida de un modo fortuito e imprevisto.

Raina es una chica atractiva, inteligente, espabilada, que se propone desde un principio conseguir que Craig ponga los pies en la Tierra, y acepte de una vez que su vida no marcha como él querría, que no ha de resignarse y que lo mejor para él es tener deseos propios en lugar de ejecutar los deseos de su entorno. Craig idealiza a Raina como todos hemos idealizado a nuestro primera amor. Raina es perfecta, le absorbe y se convierte en el centro de su vida. El sentimiento es mutuo, pero Raina es más realista y asume lo efímero del asunto. La magia de ese amor, tan casto y lírico, se perderá más temprano que tarde, y ambos lloran en silencio tratando de asimilar la crueldad de esa verdad circunstancial.

Viñeta Blankets

Hablemos ya del dibujo. El mejor que he visto en una novela gráfica desde el limpio trazo de Hergé, o la simpatía de Jeff Smith. Craig Thompson obvia el detallismo de los paisajes, con una clara influencia del cómic franco-belga. Las viñetas sorprenden por su empuje, por su tintado preciosista, y porque el autor sacrifica su enorme talento para ofrecer unas imágenes más directas, que no distraigan de lo verdaderamente importante. En una viñeta, ¿lo único importante es la manta que Raina le regala a Craig? Pues es lo único que aparece. Y punto. Lo que prevalece es el mensaje, así que podemos pensar que si ‘Blankets’ es una novela gráfica, es algo anecdótico. Esta obra podría haber sido una buena novela (sin dibujo), pero sin duda impacta más porque Thompson parece decir: «Prefiero que sepas cómo ocurrió todo, antes de que te lo imagines por ti mismo». Es una decisión totalmente purista, claro, porque hay que tener en cuenta, que aunque sea de manera deformada, es su propia vida lo que se cuenta, con personajes de carne y hueso. La manta es el objeto que sirve de eje argumental, tanto la que comparte con su hermano en su niñez como la que mantiene el amor con Raina, pero su densidad de ideas, y su análisis sobre la importancia de Dios en nuestras vidas demuestra que ‘Blankets’ va mucho más allá.

‘Blankets’ es la hermosura hecha cómic. Es la carga emocional más honesta que uno puede encontrarse. Ojo: sin caer en la cursilería (aunque a veces se acerque), lo que ya proporciona un disfrute asegurado. Diálogos entre hermanos, entre novios, entre padres e hijo. Humor certero y agudo. Simbolismo a mansalva (impresionante cuando se abraza a sus padres, y parece volatilizarse cuándo estos le preguntan si sigue yendo a misa). Para qué andarnos con tonterías: ‘Blankets’ es todo lo que se le puede pedir a un cómic y más. Es una obra hecha para todos y cada uno de nosotros, un espejo de nuestra propia vida como si hubiera habido una conexión telepática entre el lector hipotético y el autor. Se llega a la última página, y entran verdaderas ganas de volver a leer desde el principio, en busca de los detalles que han pasado por alto, o simplemente para recrearse con aquellos pasajes con los que nos sentimos más identificados. Sí, ‘Blankets’ es de matrícula de honor. Y a posteriori: Craig Thompson no murió después de escribir y dibujar ‘Blankets’. Suyo es ‘El cuaderno de viaje’, más ególatra y menos inspirado, y a día de hoy prepara ‘Habibi’, que adelanto que va a ser una obra maestra.

Han llegado al final de este post. Y la pregunta es inexorable: ¿estoy exagerando? NO. Un aviso: este libro le cambiará la vida, así que elija bien el momento de leerlo, a ser posible, como ya he dicho, de principio a fin, sin interrupciones, sin llamadas de teléfono, sin que la hora de comer aceche para que nuestro cuerpo nos pida dejar de leer. No digan luego que no se lo advertí.

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