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V. Kingdom Come

‘Star Trek: Más allá’, errática épica clásica

Star Trek 3 poster

No concibo otra forma de comenzar esta aproximación a lo que ‘Star Trek: Más allá’ (‘Star Trek. Beyond’, Justin Lin, 2016) que no sea apuntar a las muchas dudas que comenzó a generar esta tercera entrega de la renovada franquicia galáctica cuando se supo que J.J.Abrams se bajaba de la silla de director debido a sus compromisos con la otra saga estelar y dejaba en el puesto a Justin Lin, conocido por ser el responsable de haber rodado cuatro de las entregas de otra franquicia cinematográfica bien diferente, la de ‘Fast & Furious’. De hecho, a muchos nos faltó tiempo cuando Paramount liberó el primer avance de las nuevas aventuras de Kirk, Spock y compañía para tildar a lo que en él se podía ver con juegos de palabras a lo ‘Too Fast To Trek’ y tonterías por el estilo.

Pero si muchas veces hemos podido afirmar que los tráilers engañan para mal, vendiéndonos una producción que nada tiene que ver con lo que se condensa en sus dos minutos, en el caso de ‘Star Trek: Más allá’, lo que la productora termina consiguiendo a la luz de las dos horas sobre las que discurre el guión co-escrito por Simon Pegg es precisamente lo contrario, malvender una cinta que no es, al menos no en un muy alto porcentaje de su metraje, el traslado de la acción de las películas de Dominic Toretto a los confines de la galaxia. Antes bien, lo que ‘Star Trek 3’ ofrece es, entre otras cosas, la aproximación más exacta al espíritu original de la serie de televisión de cuántas se han hecho desde 1979 con la primera entrega de la franquicia dirigida por Robert Wise.

Con multitud de pequeños guiños llamados a hacer las delicias de los que alguna vez se hayan aproximado a la creación televisiva de Gene Roddenberry —algunos de ellos muy inspirados y elocuaces sobre el inmenso cariño que Pegg y Doug Jung han puesto en la escritura del libreto— es la a veces errática trayectoria del filme la que de forma más intensa recuerda al serial de la caja tonta, con una trama que arranca en el espacio, pasa a tierra firme de un planeta desconocido, y termina en el espacio: en su núcleo central, cuando la acción se vuelca en describirnos las andanzas de la tripulación del Enterprise sobre la superficie del citado planeta, es donde el libreto yerra de forma más evidente en ofrecer un espectáculo a la altura de lo que acabamos de ver mientras la nave de la Federación cruza el espacio.

Star Trek 3-A

Primer tercio de metraje ESPECTACULAR que equilibra a la perfección las pequeñas cuitas de los personajes con las grandes gestas que escriben en cada nueva aventura, el enfrentamiento entre el Enterprise y las invencibles fuerzas de un enjambre de naves —que, con diferencias, recuerdan y mucho a las máquinas de ‘Matrix Revolutions’ (id, Andy & Larry Wachowski, 2003)— sirve, junto a la llegada de la nave a esa imposible estación espacial llamada Yorktown —un momento que da a Michael Giacchino la oportunidad de escribir el más emotivo pasaje musical de cuántos conforman su partitura— para demostrar que los miedos con respecto a la validez de Justin Lin como realizador de la cinta eran más que infundados: la claridad narrativa que impera ante cualquier otra disquisición en las idas y venidas de la acción se unen, aquí y allá en la dirección del Taiwanés, a un nada desdeñable sentido de la épica que hace de ‘Star Trek: Más allá’ una digna sucesora de lo que Abrams había logrado con sus dos entregas anteriores.

Continuista es también, como era de esperar, lo bien que siguen pasándoselo la mayoría de los protagonistas con unos personajes que nunca han necesitado de desarrollo y a los que, sin embargo, ellos han aportado tal cantidad de carisma que han provocado que (casi) olvidemos a aquellos que los encarnaron en primer lugar. Y si bien tal afirmación es de limitado calado en lo que se refiere a Zoe Saldana o a un John Cho cuyo protagonismo queda muy limitado en esta tercera entrega, no se puede decir lo mismo del llorado Anton Yelchin, de un hilarante Karl Urban o de unos Chris Pine y Zachary Quinto que, como decía, hicieron suyos a Kirk y a Spock desde el primer minuto en que aparecieron en ‘Star Trek’ (id, J.J.Abrams, 2009). Harina de otro costal es el villano interpretado por un Idris Elba irreconocible que no puede soportar las inevitables comparaciones con el Khan de un Benedict Cumberbatch que dejaba el listón muy alto para los futuros «malos» de la franquicia.

En lo personal, si tuviera que valorar a esta nueva incursión en el universo trekker, la situaría en la misma posición en la que se ha estrenado por detrás de la cinta de 2009 y ‘Star Trek: En la oscuridad’ (‘Star Trek: Into Darkness’, J.J.Abrams, 2013): con la primera como la mejor de cuanto hemos podido ver en la gran pantalla con el Enterprise surcando el espacio, tanto la segunda como la tercera parte se quedan a cierta distancia de su predecesora pero no a tanta entre ellas, sirviendo en última instancia ‘Más allá’ como escaparate del buen estado de salud de que goza una saga de la que ya sabemos que contará con George Kirk —el padre de Jim al que daba vida Chris Hemsworth en los primeros minutos de ‘Star Trek’— para su cuarta parte. ¿Viajes en el tiempo? Apostaría a que sí.

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