Cuando hace un año vi que ABC daba luz verde a una serie cuyo aliciente principal era la reimaginación de los cuentos de toda la vida, todas las alarmas saltaron. El argumento era peligrosamente similar a ‘Fabulas’, un cómic cuya adaptación a la pequeña pantalla fue desechada meses antes. Sin embargo, pronto descubriríamos que si bien podría tener sus similitudes, ‘Once Upon a Time‘ tenía su personalidad propia y unas ganas de contar una historia fascinante.
‘Once Upon a time‘ cuenta la historia de Emma (Jennifer Morrison), una chica sin ningún ancla en la vida y con un pasado algo conflictivo, que un día se encontrará a su hijo Henry, a quien dió en adopción en su casa. Henry ha venido a buscarla ya que está convencido de que su madre es hija de Blancanieves y el Príncipe Encantador, la única en poder escapar, de recién nacida, de la maldición de la Reina Mala. Maldición que encerró a todos los personajes de cuentos de hadas en Storybrooke, sin ser conscientes de lo que son en realidad y bajo la vigilancia de la Reina (cuyo nombre se ha convertido en Regina), convertida en la alcaldesa del pueblo y madre adoptiva de Henry.
Aunque Emma se muestra escéptica ante lo que le cuenta Henry, decide quedarse una temporada en Storybrooke preocupada por el bienestar de su hijo tras comprobar que su llegada no ha sentado bien a Regina (Lana Parrilla). A lo largo de la serie veremos episodios centrados en los diferentes habitantes de Storybrooke y los cuentos que protagonizaron, siempre con un toque diferente y más “oscuro” mientras se forja una guerra abierta entre Emma y Regina. Guerra en la que se empiezan a involucrar Mary Margaret (Blancanieves), Henry (Prince Charming) y Mr. Gold (Rumpelstiltskin) ya sea voluntaria o involuntariamente.
Las 8:15 y otros guiños a ‘Lost’
El hecho de que la serie esté creada por Edward Kitsis y Adam Horowitz, dos de los guionistas de ‘Lost‘ (que además están produciendo ahora mismo ‘Tron: Uprising’ cuyo primer episodio está francamente bien), hace que ‘Once Upon a Time’ guarde muchos guiños y similitudes con ese mito de la televisión reciente. Y todo esto comenzando con la estructura del episodio, repleto de flashes hacia el pasado mágico de los personajes en cuestión.
Pero también nos encontramos con guiños como las barritas Apollo, la hora mágica (8:15), el número de la casa de Regina y Henry (el 108) y otros números lostianos desperdigados por la serie, planos de ojos “a lo ‘Lost’”… Incluso hay un par concerniendo a August: un avión que sobrevuela que tiene un logo de Oceanic y el hecho de que, según él, cuando Emma llegó a Storybrooke él se encontraba en Phuket, lugar en el que Jack Shephard se refugió tras divorciarse y donde se hizo el famoso tatuaje. La verdad es que encontrar referencias a ‘Lost’ en la serie es bastante divertido.
La llegada de la magia
Aunque por lo general ‘Once Upon a time’ es una serie bastante buena, sigue teniendo unos problemas a la hora de compensar las tramas de los episodios algo preocupante. Quiero decir, hay veces que la trama del mundo real es muy buena pero la historia de cuento no llega a interesar y al contrario. Además el niño sigue siendo muy cargante pero sigo pensando que es el mal necesario.
El tramo final de temporada de ‘Once Upon a Time’ ha sido, cuanto menos, vertiginoso. Con cada episodio aportando un gran de arena, e incluso algún personaje nuevo, a la trama de la serie. Además que hemos tenido episodios muy buenos centrados en los villanos, episodios en los que hemos llegado a empatizar con ellos comprendiendo qué les motiva a ser como son.
El final de temporada ha sido magnífico, cerrando la trama de la temporada pero mostrando que no todo está ganado, ni mucho menos, ya que Rumpelstiltskin tiene planes que cambia el giro de los acontecimientos cuando más les conviene. En definitiva creo que ‘Once Upon a Time’ se ha confirmado como la gran serie que pensábamos que sería cuando vimos los primeros episodios. Una serie que puede que tenga un tono muy familiar pero que no por ello deja de ser una obra muy recomendable.
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