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V. Kingdom Come

‘Daredevil’, el magistral lado oscuro de Marvel

Daredevil ppal

En el momento en que escribo estas líneas (lunes, 13 de abril de 2015 a las 18:08 de la tarde), hace tres días que Netflix emitió, como suele hacerlo con todas sus series, los trece episodios de ‘Daredevil’, primera producción de la Marvel para la cadena de pago y, a todas luces —como veremos a lo largo de éste texto— LO MEJOR que la vertiente cinematográfica de La Casa de las Ideas ha parido junto a ‘Los Vengadores’ y ‘Capitán América: Soldado de Invierno’. Con un 9,3 de nota media en la IMDb tras casi 20.000 votos —una calificación que bajará en los próximos días cuando los espectadores terminen de ver la totalidad de esta primera temporada—, si hay algo que Marvel ha dejado claro con este segundo intento de trasladar a imágenes en movimiento el universo de Matt Murdock es que mucho van a tener que trabajar todas las producciones que vayan apareciendo en una pequeña pantalla que tiempo ha dejó de serla si quieren estar al mismo nivel que demuestra esta película de trece horas que es ‘Daredevil’

Porque, antes de cualquier otra disquisición, hay que tener muy claro que lo que Netflix ha puesto en pie con el auxilio de Drew Goddard y nombres en la producción como Joe Quesada, Jeph Loeb o Steven S.DeKnight —éste último, para quien no lo conozca, productor ejecutivo de dos temporadas de ‘Smallville’ o fuerza creadora tras ‘Spartacus’— es una película de prolongada duración que, cortada en momentos precisos, se ha terminado convirtiendo en las trece entregas de que consta la temporada: si bien retiene algo de la idiosincrasia serializada que caracteriza a las grapas originales o a cualquier producción para televisión emitida a lo largo de varios meses, lo cierto es que considerada en su totalidad es muy evidente que la forma en la que se ha enhebrado todo ha sido la misma en la que se hace un guión para la gran pantalla, esto es, una única trayectoria en lugar de varias que van entrando y saliendo conforme avanza la acción.

Dicho todo lo anterior, lo que váis a encontrar a partir de aquí, queridos lectores, está dividido (o al menos así lo pretendo) en tres niveles diferentes: el primero, y sólo el primero, es el que debería leer todo aquél que, o bien no haya hecho más que empezar con la serie o no tenga muy claro todavía si acercarse a ella por considerar que Marvel sólo funciona en una sala de cine. El segundo desvelará algún detalle fundamental en el transcurso de la trama y tratará con más detalle lo que ‘Daredevil’ ofrece en sus trece capítulos. El tercero, por último, centrará su atención en todo aquello que ya eleva a esta serie como lo que antes apuntaba, uno de los tres mejores productos que Marvel ha puesto en pie desde que comenzara la andadura de su Universo Cinematográfico y, por ende, de lo mejor que podremos ver tanto en televisión como en cine durante este 2015.

NIVEL UNO: Porque deberiáis ver ‘Daredevil’

Fijaos con detenimiento en el video que acompaña a estas líneas y decidme que no acabáis de ver una de las mejores intros que se hayan hecho jamás para una serie de televisión. Ahí tenéis un primer argumento —quizás no muy de peso, pero argumento a fin de cuentas— acerca de por qué tendríais que estar ya como locos con el Torrent echando humo descargando en alta calidad los casi treinta gigas que os van a ocupar los 13 capítulos de ‘Daredevil’: ninguna serie mediocre que no supiera lo que se trae entre manos podría contar con un minuto tan redondo en todos los sentidos —creedme cuando os digo que terminaréis tarareando el motivo compuesto por John Paesano tanto como el que Ramin Djawadi escribiera para ‘Juego de tronos’.

Pero más allá de considerar que su intro es de esas que no engaña y prepara el cuerpo para lo que está por venir, si hay un motivo fundamental por el que ‘Daredevil’ debería ser vuestra cita con el televisor —o el ordenador, o la tableta o dónde diantres terminéis viéndola— durante los próximos días ese es este: que por fin contamos en imagen real con el PRECISO equivalente que se merecía uno de los mejores personajes de la Marvel, uno que borra de un plumazo el nefasto recuerdo legado por la chorrada dirigida por Mark Steven Johnson y protagonizada por Ben Affleck y que, además, queda caracterizada de principio a fin como lo más oscuro, seco, violento y serio que hemos visto hasta el momento en el Universo Cinematográfico Marvel.

De conseguir que nos olvidemos de los infinitos sinsabores que nos dejó la cinta de 2003 comienzan a encargarse un reparto de actores que se ajustan como un guante a lo que los que llevamos lustros leyendo la cabecera siempre nos habíamos imaginado que deberían ser sus personajes: Charlie Cox está PERFECTO como Matt Murdock, equilibrando de forma espléndida la falsa fragilidad de la ceguera del héroe con la determinación que lo lleva a convertirse en vigilante de Hell’s Kitchen. Lo mismo puede decirse de Deborah Ann Woll y Elden Henson, unos Karen Page y Foggy Nelson que brillan con intensidad durante toda una serie que hace descansar en ellos, y sólo en ellos, no pocos momentos del avance de los acontecimientos. De hecho, en lo que Karen se refiere, resulta impresionante la somera reinvención del personaje con respecto a su contrapartida aviñetada, sobre todo en aquello que concierne al hecho de ser una mujer dispuesta a lo que haga falta porque se haga justicia.

NIVEL DOS: Un gran héroe necesita un villano a su altura (ATENCIÓN: MINOR SPOILERS)

Daredevil cast

Y si la definición del trío protagonista es perfecta, evoluciona con la precisión de un reloj suizo y en lo que concierne a Karen y Foggy aporta un trasfondo que muchas veces supera a lo ajustado de lo que describe a Matt; no hablemos ya de un plantel de secundarios que, entrando y saliendo durante las trece horas sin que en ningún momento de la sensación de que hay algo que se ha dejado al azar, establecen con claridad el fuerte nivel de implicación con el que Goddard y asociados se han acercado a la construcción del cosmos de la Cocina del Infierno: la enfermera de noche, Stick —genial Scott Glenn—, Turk, Ben Urich —impresionante Vondie Curtis-Hall—, Leland Owlsey —asombroso Bob Gunton—, Melvin Potter o Jack Murdock son algunos de los nombres que se cuentan como parte vital en el recorrido tebeístico del personaje creado por Stan Lee y Bill Everett y que aquí aparecen reflejados en formas que, sinceramente, le dejan a uno boquiabierto. Aunque quizás el que mejor merece dicha expresión de sorpresa es Kingpin, la némesis por excelencia de Daredevil y una presencia sin la que las aventuras del vigilante por el barrio neoyorquino no serían lo mismo.

No eran pocas las dudas personales que albergaba acerca de lo que Vincent D’Onofrio sería capaz de poner en pie, pero todas ellas quedan obliteradas cuando el criminal aparece en los minutos finales del tercer episodio de la serie, el títulado ‘Rabbit in a Snowstorm’. Hasta entonces, lo que ‘Daredevil’ nos ha ofrecido en sus dos primeras entregas deja completamente claro el tono por el que van a discurrir sus trece horas, no cortándose la serie ni un pelo en mostrar un nivel de violencia asombroso, con unas secuencias de lucha que se olvidan de efectos especiales y personajillos digitales danzando de aquí para allá y que son de un físico acojonante como bien demuestra, más allá de toda duda razonable, el final del segundo capítulo, un plano secuencia de siete minutos —quizás falso, pero modélico en su concreción final— desarrollado en un pasillo que es digno heredero tanto del que ponía en pie Park Chan-Wook en ‘Oldboy’ como aquél con el que Gareth Evans nos dejaba con la mandíbula al suelo en ‘The Raid’.

Nuestro Fisk es un niño y un monstruo

Daredevil Kingpin

Pero volvamos a ‘Rabbit in a Snowstorm’ y a Wilson Fisk: presencia en la sombra desde el comienzo de la serie —es citado como «the employer» por algunos de los maleantes que aparecen— los cinco últimos minutos del tercer capítulo son los que, de forma definitiva, introducen al personaje. Primero, cuando el vigilante vestido de negro que aún no es conocido como Daredevil interroga a uno de los empleados de Fisk acerca de la identidad del que está detrás del crimen en Hell’s Kitchen —atención a la escena, porque no tiene desperdicio—, después, con la presentación en toda regla tanto de D’Onofrio en la piel del temido criminal como de un personaje sin cuya presencia tanto Kingpin como la serie habrían quedado cojos, Vanessa Marianna, la mujer llamada a convetirse en Vanessa Fisk.

Desde ese momento, cada vez que ambos hacen acto de aparición queda claro el inmenso trabajo que se ha puesto detrás de la construcción del personaje tanto por parte del equipo creativo de la serie como, sobre todo, por aquello que descansa de forma exclusiva en los anchos hombros de Vincent D’Onofrio y la cruel delicadeza del bello rostro de Ayelet Zurer. El primero, como bien reza la cita que véis más arriba, encarna a la versión definitiva de la antítesis de Daredevil, un hombre cuyo rostro es fiel reflejo de un tormento interior constante y que incluso en sus momentos de mayor vulnerabilidad es capaz de instilar un terror inconmensurable sólo superado por el que se refleja en la determinada mirada de su partenaire femenina, tanto o más temible que Fisk por cuanto acepta primero y alienta después todas las decisiones que éste va tomando.

NIVEL TRES: El ‘Daredevil’ de Netflix es el Daredevil de MILLER…y el de Quesada, y el de Bendis… (ATENCIÓN: SPOILERS)

Daredevil Matt

En términos de argumento, lo que esos tres primeros episodios inician y termina desarrollándose a lo largo del resto de la temporada es, a grandes trazos, una aproximación espléndida a lo que la mayoría de los lectores consideramos como el canon por el que debería regirse cualquier aproximación al universo de Daredevil —ya sea aviñetada o a 24 fotogramas por segundo—, me estoy refiriendo, por si cupiera alguna duda, al ‘Daredevil’ de Frank Miller. Cuidado, no es que el guión de la serie se acople a algún arco argumental en concreto o le tire los tejos más de la cuenta al ‘Born Again’ o al ‘Man Without Fear’ —por más que a dicha conclusión pudiera conducir el que el disfraz con el que Matt lucha contra el crimen durante doce episodios sea el que diseñara John Romita Jr.—, sino que en lo «asfáltico» del tono general que impera sobre toda la narración se deja sentir, y cómo, el espíritu de lo que el neyorquino dejó impreso en su aproximación al justiciero.

Alternando a la perfección como lo hacía Miller la acción con la vida «normal» de Matt, añadiendo a la mezcla la constante presencia del cura del barrio y de lo que la religión y la lucha entre el bien y el mal pesan en la educación católica de nuestro héroe y fusionando todo ello con el determinación del trío protagonista por acabar con el crimen organizado en su barrio, lo que la historia de esta serie abarca bien podría haber sido escrito en su mejor momento —no ahora, que todos sabemos en qué niveles se mueve en la actualidad el talento de Miller— por el artista que revolucionó la industria del cómic durante la década de los ochenta. Junto a la suya, también son fácilmente rastreables las influencias de las etapas de Joe Quesada y Brian Michael Bendis al frente de «Dan Defensor», máxime cuando ambas beben del manantial inagotable que sigue suponiendo, cuatro décadas después del comienzo de su publicación original, el magistral trabajo de Frank Miller.

La relevancia que adquiere pues la serie en ese esfuerzo constante por respetar lo mejor que se ha escrito nunca sobre Daredevil es sólo comparable con la forma en la que se van diseminando a lo largo de la misma pequeñas perlas que abundan tanto en la perfecta construcción que se hace del universo del personaje como en la imbricación que estos trece episodios guardan para con el devenir global del Universo Cinematográfico Marvel. En este segundo sentido, tan sólo una línea de diálogo enunciada por un personaje en el primer episodio sirve para situar al público en la Nueva York post-incidente, esto es, la Gran Manzana que está recuperándose de la invasión Chitauri que vimos en ‘Los Vengadores’ de Whedon. De hecho, la importancia de la masiva destrucción causada por las fuerzas extraterrestres es la que se utiliza como premisa para justificar todos los movimientos que Fisk y sus asociados efectúan para hacerse con el control de Hell’s Kitchen.

Daredevil Mask

En lo que respecta a los guiños que la serie va ofreciendo aquí y allá a los seguidores impenitentes del personaje, ahí están ese diálogo entre Matt y Foggy sobre esa «griega que te gustaba de clase de español», el que sea Melvin Potter el responsable de confeccionar el traje definitivo del héroe y se vean fugazmente diseños del suyo propio, esos dos apuntes hacia el ¿oscuro? pasado de Karen, el comentario sobre la madre de Matt en boca de la monja que habla con Stick cuando éste va a conocer al niño atormentado por sus hipersensibilizados sentidos o, por supuesto, la puerta abierta a una futura aparición de La Mano precisamente en el episodio en el que el maestro de Murdock termina dialogando con una misteriosa figura de voz honda.

Todos esos detalles, perfectamente diseminados para evitar que la serie se convierta en un mero cúmulo de guiños, se unen a otros de cosecha propia que llaman la atención sobre esa hosca seriedad que antes citaba como una de las características principales y más valorables de ‘Daredevil’: todo aquello que compete a sus escenas de acción, coreografiadas con precisión, a su sentido de la violencia —que no se arredra en mostrarla tal y como es—, al hecho de que Matt no sea un tipo invencible y reciba tantas o más hostias de las que da, a que sólo una vez se nos deje asomarnos a cómo ve el héroe el mundo —acojonante lo de «en llamas», tanto por lo imaginativo que resulta como los dobles significados que arrastra— o a que la producción no se ponga al servicio de una orgía de efectos visuales sin sentidos…todo esto habla, sin medias tintas, de un producto cuya calidad está por encima de toda duda y en un estrato que se sitúa, de golpe, por encima de cualquier serie sobre personajes de cómics que hayamos visto hasta la fecha.

Si hoy por hoy podría ponerse en tela de juicio lo que Marvel está haciendo sobre el papel impreso —nos sigue dando mucho miedo lo que pueda derivarse de las nuevas ‘Secret Wars’—, queda claro que pocos habrán que sean capaces de cuestionar lo que la vertiente de la Casa de las Ideas en imagen real está poniendo en juego a la luz del recorrido que lleva en los cines y de lo que supone ‘Daredevil’ —dejaremos a un lado la entretenida chorradilla que es ‘Agents of S.H.I.E.L.D’—. El camino queda ahora abierto para que, de nuevo con Netflix, tanto Jessica Jones como Luke Cage y Puño de Hierro encuentren unos vehículos que, al menos, rocen algo de la maestría que aquí se ha demostrado. Si así es, si las tres prometidas series consiguen situarse inmediatamente por debajo de lo que hemos visto en los trece episodios dedicados al Hombre sin Miedo, no habrá ya quien sea capaz de afirmar que, en el ya desigual combate entre las dos majors por la hegemonía cinematográfica, el resultado está aún por decidir. A los que así siguen pensando, ‘Daredevil’ acaba de mandar un claro mensaje: sólo hay un vencedor, y ese es MARVEL.

Nuff’ said!!!!

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4 comentarios en «‘Daredevil’, el magistral lado oscuro de Marvel»

  1. Habiendo visto (solo) 9 capitulos, y por lo tanto no habiendo atrevido a leer la ultima seccion, coincido con todo lo dicho. En pocas palabras, me parece el equivalente al Dark Knight Returns en versión serie de televisión. Es sencillamente brillante.

    Destacar la actuación de Charlie Cox (ya me encantaba en Boardwalk Empire) que consigue transmitirle una presencia al personaje que deja sin palabras. Incluso en los comentarios socarrones que suelta a veces esta perfecto.

    Y si tengo que destacar algo más de la serie (obviando su factura casi impecable en casi todos los aspectos) es, como tambien has mencionado, las peleas. Son brutales, viscerales, muy al estilo de la pelea de Batman contra Bane en Dark Knight Rises. Perfectamente coreagrafiadas, con alguna cabriola pero sin florituras, y esos golpes que te duelen hasta a ti cuando los ves.

    Podría pegarme la vida cantando las alabanzas de esta serie, pero es que sinceramente lo merece. Por supuesto también mencionar que el hecho de que saliera en Netflix con todos los capitulos a la vez casi ha sido un punto a favor ya que como dices, aunque el formato semanal tampoco le haria demasiada mella, al estar planteada como un pelicula extra-larga encaja perfectamente con la politica de este canal.

    Le doy mis dies 🙂

    • Creo que has dado en el clavo con la comparación con TDKR. Y ahora que han pasado un par de días desde que terminé de verla, aprecio aún con mayor intensidad todo lo que esta serie ha puesto sobre la mesa. Huelga decirlo, pero también se lleva mi DIEZ.

      • Por cierto, me he dado cuenta de que hay mas referencias encubiertas a la pelicula de los Vengadores. Por ejemplo, en el capitulo que acabo de ver, en el despacho de Ben al menos dos de los recortes de periodico hacen referencia a la batalla (de hecho unos ellos se titula «Battle of NY» y el otro hace referencia a Hulk, minuto 26:55 del episodio 10 por si te interesa :P). Y yo soy poco avispado para este tipo de guiños, que seguro que hay mas.

        • me cuesta creerlo pero despues de unos dias de vista y procesada ahora me gusta mas que antes! solo dan ganas de verla entera otra vez para ver detalles que se saltan dado el formato, dobles y triples lecturas, las actuaciones, la hermosa fotografia y pare usted de contar. Una de esas lecturas es la curiosa y (creo yo) nada casual simetria entre DD y Kingping, DD comienza fuera de forma, errático, pero conforme avanza la serie es mas y mas hábil, y por el contrario a Fisk le van apareciendo grietas tanto internas como en su imperio, revelando de hecho su lado «bueno» y su lucha por balancear ambos, a la vez que Matt se vuelve mas oscuro, mas cercano a su rival, pero cuando entiende su «luz» y su razón de pelear y se aleja de Fisk la bondad de este ultimo desaparece, Matt quedandosela a la vez q Fisk toma toda la oscuridad y la hace suya. Realmente es una cosa interesante y solo la pense despues de vista entera la serie, como realmente ambos son dos algo asi como el ying y el yang de ese mundo, enemigos mortales pero se necesitan para mantener el balance

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